Más de uno ha sentido la sensación de estar enamorado. Pero no todos han oído hablar de las “lovemarks”. Algunos, después de haber llegado a la cima de su enamoramiento, juran amor eterno a la pareja, sin condición, sin traición y con fidelidad absoluta. Pero, ¿se puede aplicar esto a las marcas? La respuesta es un rotundo sí. No importa que haya otras marcas más baratas, más bonitas, más llamativas o de mejor calidad. En absoluto. Porque sencillamente así es el amor, incomprensible. Y efectivamente, también, más de uno podría estar pensando en una marca en especial al terminar de leer este texto.
Y es así, que cuando el consumidor se enamora y encuentra su lovemark ya no hay marcha atrás. El amor no entiende de lógica ni razonamientos. Y siempre se sabe cuidar bien. Es el tipo de relación que te hace preferir la marca por encima de otra, aunque ésta otra tenga un precio más barato y le hayan dicho de mil maneras -hasta incluso demostrado- que presenta mejor calidad. Existe una lealtad absoluta.
Una lovemark es una marca que no solo se posiciona en la mente del consumidor, sino que también solidifica un fuerte vínculo emocional. Un buen ejemplo podrían ser Apple, Coca Cola o Harley Davidson. Todos tenemos un número, mayor o menor, de “lovemarks” a las que no nos es fácil ni cómodo renunciar, por el valor que estas marcas tienen para nosotros. Por ello, es frecuente que estén presentes en nuestros establecimientos favoritos.
¿Cómo crear una lovemark? ¿Cómo una marca es capaz de enamorarnos? De acuerdo con Kevin Roberts, uno de los publicistas más importantes de los últimos tiempos -que en el 2004 dio nombre de ‘lovemark’- menciona que la clave está en el respeto y en saber fusionar tres factores: misterio, sensualidad e intimidad.
– Intimidad: Es la facultad de una marca de mantener una relación muy apegada con el consumidor, teniendo como base el compromiso, la pasión y la empatía. Apple es un ejemplo claro.
– Sensualidad: La capacidad de una marca para estimular los cinco sentidos del consumidor frecuentemente. Por ejemplo, Starbucks.
– Misterio: Una marca es capaz de crear historias, símbolos, metáforas que la acompañen, haciendo soñar al consumidor. Disney es un claro modelo.
La suma de estas características concretará el vínculo con el consumidor, haciendo que éste pueda recordar la marca incluso mucho después de olvidar sus beneficios y ventajas. Ello logrará crear la conexión emocional vital anhelada, convirtiéndose en una lovemark, concepto que tiene mucha relación con el Neuromarketing.