El sector e-commerce está en alza. El número de transacciones y de clientes que compran por internet aumenta sin parar.
Según un estudio de la consultora Mckinsey, las ventas de comercio electrónico se dispararon un 160% entre 2014 y 2019 (entre seis y ocho veces más que el ritmo de crecimiento del comercio tradicional).
Esta tendencia se ha acelerado con la pandemia: el comercio electrónico pasó a representar del 13% al 17% del comercio minorista total.
EL E-COMMERCE HA CAMBIADO LA MANERA DE TRABAJAR
La expansión del e-commerce ha transformado por completo la logística y los almacenes. Un almacén tradicional, por regla general, recibe los productos, los almacena y, luego, prepara los pedidos, que expide en función del stock disponible.
En cambio, un almacén e-commerce requiere de una operativa diferente, ya que a diario se preparan multitud de pedidos que con frecuencia incluyen varios artículos y que se entregan a los clientes en el menor tiempo posible.
Asimismo, las ventas de estos negocios suelen ser muy estacionales, con picos de demanda que acostumbran a concentrarse en épocas del año específicas, como el Black Friday, la Navidad o las rebajas.
Las empresas e-commerce suelen gestionar muchas referencias, si bien una parte de esos artículos no se encuentran en stock en el almacén y, por tanto, deben solicitarse a los proveedores.
Para disponer de los productos a tiempo y entregarlos a los clientes en el plazo acordado, es necesaria una buena comunicación entre el almacén y los proveedores. Una vez identificada la mercancía, los operarios del almacén han de organizar los productos teniendo en cuenta la lista de pedidos que hay que preparar.
Así, por ejemplo, si no existe una demanda inmediata, la mercancía puede almacenarse o, si un cliente ya ha solicitado algún artículo, se distribuye directamente.
El almacén de un e-commerce debe contar con un fulfillment ágil.
En otras palabras, todos los procesos que tienen lugar desde que un cliente hace su compra hasta que recibe el pedido tienen que hacerse con la máxima rapidez posible: tanto el almacenaje de los productos y la preparación de pedidos como el embalaje y la distribución de la mercancía (incluyendo la gestión de las devoluciones).
¿CÓMO PUEDEN AGILIZARSE ESTAS OPERACIONES?
De acuerdo a un informe de Mecalux, se debe realizar mediante sistemas de almacenaje que favorezcan la manipulación de la mercancía y la preparación de pedidos.
Ante todo, el sistema adoptado ha de proporcionar acceso directo a los productos, algo esencial para la preparación de pedidos.
Otra estrategia de la que se valen las empresas para agilizar el fulfillment es la de minimizar los traslados y los movimientos de los operarios por el almacén. Una de las opciones más habituales para alcanzar este objetivo la aportan los equipos de manutención automáticos como los transportadores para cajas, que llevan los pedidos preparados hasta el área de consolidación con autonomía.