Los Códigos QR fueron desarrollados para servir como un puente que una rápidamente el mundo real y el virtual, ya que aprovechan la cámara de los dispositivos informáticos para vincularlos con un sitio web, una dirección de e-mail, una página en Facebook, una aplicación para descargar o los datos de contacto de una persona, sólo por citar algunos ejemplos. Pueden ser escaneados por la cámara de una PC, pero sus utilidades están pensadas fundamentalmente para ser aplicadas a dispositivos móviles.
Siguiendo su evolución, la consultora especializada en temas de marketing, Nellymoser, afirmó que en el segundo trimestre de 2012 los códigos QR y otros contenidos interactivos impresos en las revistas más grandes de Estados Unidos han crecido un 61% con respecto al trimestre anterior.
En América Latina, lo que está haciendo Jumbo en Chile (inspirado en un supermercado coreano) se cuenta entre lo más llamativo: en una estación de subterráneo en Santiago se ha montado en los andenes una góndola virtual, con la fotografía de gran cantidad de productos con sus precios y un código QR que los identifica. Mientras se espera la llegada del tren, es posible realizar una compra mediante un smartphone leyendo los códigos y recibir los productos elegidos en la comodidad del hogar.
En Argentina, una de las aplicaciones más útiles y de mayor impacto de los Códigos QR la está llevando a cabo la multinacional de cines Hoyts. Mediante una aplicación para celulares, esta empresa ofrece la posibilidad de adquirir las entradas desde el teléfono.
El mercado inmobiliario los está utilizando también de un modo muy práctico, ya que en los típicos carteles de “vende o alquila” se incorpora un QR para acceder a datos e imágenes del inmueble.
Como contrapartida a esta oleada, viene lenta la adopción del uso de los códigos QR entre los usuarios. Así lo confirma un estudio de la consultora eMarketer, donde se revela que sólo el 11% de los adultos en Estados Unidos escaneó un código QR durante todo 2012.
Seguramente, esto tiene que ver con que las empresas comenzaron a utilizar estos códigos sin “evangelizar” primero a su público sobre qué necesita para poder utilizarlos ni tampoco sobre cómo hacerlo. Justamente la empresa española Selenus, determinó que el 68,8% de las empresas que hacen uso de códigos QR lo hace sin ningún tipo de estrategia y sin herramientas para medir la eficacia.