Nouriel Roubini, profesor de Economía de la Universidad de New York, es considerado un visionario. Hace cuatro años, saltó a la fama cuando fue uno de los pocos economistas que logró predecir el colapso de la banca.
Recientemente fue invitado por el director de cine Oliver Stone a participar en su película “Wall Street: Money Never Sleeps”, donde hace una breve aparición actuando de él mismo. También participará en un documental sobre la crisis financiera narrado por el popular actor Matt Damon.
Roubini renovó sus advertencias sobre la amenaza de nuevas crisis en la economía mundial. Estas declaraciones forman parte de sus últimas entrevistas concedidas a Spiegel, CNBC y Bloomberg.
-Hoy es la crisis de la deuda, antes fue la de la banca, y anteriormente la del sector inmobiliario. ¿Debemos acostumbrarnos a ser golpeados por crisis?
– Eso me temo. Las crisis son parte del ADN del capitalismo. Son la excepción a la regla. Muchos elementos vitales para el capitalismo, como la innovación y el riesgo también gatillan colapsos con frecuencia. Y lo que acabamos de pasar, podría ser mucho peor en el futuro.
– Hoy, mucho dinero va hacia los commodities como el petróleo y el cobre. ¿Están ahí las próximas burbujas?
– Posiblemente. Esto no se debe a la demanda, sino que a que la liquidez persigue a los commodities. Es uno de mis principales temores ahora: decidimos salvar a la economía global inundando al mundo con liquidez: ahora estamos en riesgo de cometer el mismo error mientras aún dura el último ciclo.
– Usted predice que las cosas van a empeorar antes de mejorar… ¿Es una afirmación justa?
– Sí. El crecimiento de EE.UU. en el segundo trimestre fue estimado originalmente en 2,4% y luego en 1,6%. Dado que los nuevos resultados de vivienda van a ser revisados en 1,2%, eso ya es una recesión y sabemos que el segundo semestre de este año va a ser peor que el primero porque todo el impulso para el crecimiento ahora se ha convertido en viento en contra. Los efectos base se han ido, los ajustes de inventario se han ido, y la demanda de viviendas ha caído. Viendo los datos de julio y agosto todo sugiere una desaceleración.
Por otro lado, el tercer trimestre podría marcar menos de 1% de crecimiento. Esto no es técnicamente una doble recesión, pero en la práctica sí se va a sentir como si fuera una recesión porque no habrá creación de más puestos de trabajo.
– Hace unas semanas usted dijo que había 33% de probabilidades de recaer en recesión en EE.UU. y luego la subió a 40%. ¿Qué cree ahora?
– Mantengo el 40%.
-¿Cuál es la mayor distorsión que ve en la economía?
– Creo que nada de lo que hacemos en términos de política monetaria y fiscal puede hacer mucha diferencia en este punto. Hay que aceptarlo. Lo mejor que podemos hacer es, quizás, evitar una doble recesión. Pero no podemos evitar un crecimiento económico anémico a mediano plazo.
-Y sobre los chinos y el yuan, ¿pueden dañar más que beneficiar?
-Bueno, una apreciación gradual de la moneda china mejorará el déficit comercial de EE.UU. Si esa apreciación fuera muy rígida, tendría dos efectos negativos. Primero, los precios de importación en EE.UU. y la inflación se elevarían. Pero ahora, estamos preocupados de la deflación, no la inflación. Y segundo, por supuesto, si los chinos desconectaran el enchufe del financiamiento a EE.UU., habrá un gran aumento en las tasas de interés a largo plazo.
-¿Ha visto alguna evidencia de esto?
No. Ha habido algo de diversificación en China. Ahora sabemos que cerca de dos tercios de las reservas están en activos en dólares. Ellos se han alejado del 70%, pero esencialmente obligando a Japón a intervenir. Están exportando su intervención a Japón, a otros países. Así, mientras tratan de salir del dólar estadounidense, presionan a otros países a intervenir sus divisas.