Pero además, las ciudades bonaerenses de Tres Arroyos, Tres Lomas, San Pedro, Trenque Lauquen, Bragado, Pehuajó, y hasta en Santa Fe y el municipio de Rafaela también implementarán restricciones “a medida”, para frenar la avanzada asiática.
En estos últimos lugares, las respectivas cámaras de comercio proponen la instauración de ordenanzas que, entre otros requisitos polémicos, exigen un tiempo de residencia permanente en la ciudad, superior a los 5 años, para quienes deseen abrir un supermercado.
En otros casos, la barrera impuesta pasa por otra curiosa restricción: condicionar el espacio de los puntos de venta. En las áreas céntricas no deberán sobrepasar los 190 metros cuadrados cubiertos, cuando los establecimientos chinos -es sabido en el sector- siempre parten de una superficie mínima de 200 metros cuadrados. Mar del Plata es una muestra en la implementación de esta medida, ya vigente. Y algo similar ocurre en Rosario.
Todos estos indicadores no pasan desapercibidos para la enorme masa de pequeños y medianos comerciantes, que justifican las ordenanzas que se han impulsado por tratarse de marcos “que permiten la supervivencia de una importante cantidad de negocios que dan estímulo a la economía local y hasta sirven de nexo entre los pobladores de una ciudad”, tal como sostienen empresarios de Trenque Lauquen.