Basta leer la memoria de La Polar de 2005 para comprender que ya en esa época las cuentas de los estados financieros no cuadraban con el mensaje del presidente Norberto Morita a los accionistas. No se necesitaba acceder a información reservada ni confidencial; estaba a la vista.
Un endeudamiento creciente, problemas de caja, elevados documentos y cuentas por cobrar a empresas relacionadas cerradas, las mismas que generan mayoritariamente los resultado consolidados, son algunas de las luces de alerta que arroja la lectura de la memoria del retailer.
Todo parte con un mensaje, apoyado en cifras que podrían postularse como milagro financiero pero cuyo origen es imposible dilucidar, pues provienen de empresas relacionadas cerradas.
El ejercicio 2005 “fue otro año extraordinariamente positivo para la empresa (…) y se rompieron récords históricos de ingresos y resultados”, relata Morita en su carta.
Sin embargo, es llamativo que las ganancias de La Polar no provengan mayoritariamente del negocio del retail, sino de empresas relacionadas que ofrecen servicios de apoyo a la gestión.
No se ajusta a la realidad aquello de que “los indicadores financieros describen una situación de extrema solidez patrimonial y liquidez creciente”, según señala Morita en su mensaje. Además que por el lado de los pasivos, se corrobora una política de sostenido endeudamiento.