Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, acaba de presentar un documento ante la Securities and Exchange Commission (SEC), en el que amenzana con cerrar Facebook e Instagram en Europa, debido a las políticas de privacidad de la Unión Europea (UE) que no facilitan la transferencia de datos con Estados Unidos.
Según señaló el portal especializado en tecnología, Xataka, el informe habla sobre el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) que le impide a Meta enviar, procesar o utilizar los datos de los usuarios europeos en Estados Unidos. Meta explicó que estas operaciones juegan un papel importante para su modelo de negocio, sobre todo en publicidad.
“Si no podemos transferir datos entre los países y regiones en los que operamos o si se nos restringe la posibilidad de compartir los datos entre nuestros productos y servicios, esto podría afectar a nuestra capacidad para prestar nuestros servicios, a la forma en que los prestamos o a nuestra capacidad para orientar los anuncios, lo que podría afectar negativamente a nuestros resultados financieros”, indican.
En otra parte del informe, Meta hace una advertencia y asegura que, en caso esta política de privacidad continúe y no puedan enviar los datos recabados a Estados Unidos, estarían considerando en cerrar sus principales productos y servicios en la Unión Europea.
Meta es consciente de que esta decisión “afectaría material y negativamente” a su negocio, a su condición financiera y a los resultados de sus operaciones. Sin embargo, la empresa apunta que el Reglamento General de Protección de Datos es una ley nueva cuya “interpretación aún está evolucionando” y que dificulta las operaciones de sus redes sociales en Europa.
El Escudo de Privacidad
Hasta hace poco, la empresa de Mark Zuckerberg era capaz de transferir sus datos empleando el llamado ‘Escudo de Privacidad’ como base legal. Esta certificación permitía que meta recibiera y tratase los datos personales de sus usuarios.
No obstante, el Tribunal de Justicia de la UE cambió de parecer e invalidó dicho acuerdo en julio de 2020. Su decisión se debió a que los EE UU no daban las garantías suficientes de proteger la privacidad de los datos.