El impulso de la sostenibilidad en las empresas es un tema del que cada día tenemos más conciencia los consumidores. La ecología es entendida como la viabilidad económica, social y medioambiental, pero que con el paso del tiempo se ha convertido en una estrategia importante para el sector empresarial. En este sentido, la industria de la moda, la cual es considerada la segunda más contaminante, detrás de la industria del petróleo, está sumando esfuerzos para encaminar su línea de negocio hacia la sostenibilidad. Pero, ¿qué es realmente la sostenibilidad en el contexto de la moda?
Describir el sector de la moda con un enfoque sostenible es un tanto retador. De acuerdo a diversas investigaciones, esta industria es una de las más dinámicas, competitivas y con mayor crecimiento a nivel global, por este motivo influye significativamente en los sistemas económicos, sociales y medioambientales de todos los mercados.
Por lo tanto, al constituir la industria de la moda una de las más globalizadas, la cadena de valor puede afectar a la sociedad, si no se toman buenas medidas en el proceso de producción, pues cabe destacar que, según datos de una investigación de la Unión Europea en el 2015, el 25% de los químicos producidos en el mundo se usan para la producción de tejidos y, además, la industria ha sido considerada la segunda mayor contaminante de agua dulce, después de la agricultura.
Al saber que existen diversas actividades dentro de la industria que son sensibles al medioambiente, muchas empresas de moda comenzaron a verse presionadas ante esta situación. Por esa razón, se convencieron de que tenían que transformar su línea de negocio en un concepto más sostenible, ya que a fin de cuentas los humanos no queremos convertirnos en agentes que impulsen la contaminación del hábitat.
La industria de la moda reaccionó luego de una tragedia
En diferentes ámbitos de la vida se ha visto como el ser humano luego de padecer un golpe duro reacciona. No fue la excepción para la industria de la moda. El 24 de abril del 2013 Bangladesh fue epicentro de una tragedia en la que fallecieron decenas de personas, luego de un colapso en el complejo fabril Rana Plaza. Este accidente mostró las precarias condiciones en las que se encontraba el edificio en el cual grandes marcas de ropa fabricaban sus prendas.
La tragedia originó la creación del movimiento Fashion Revolution, que integra el Índice de Transparencia de la Moda, el cual tiene como objetivo sumar acciones de impacto ambiental y derechos humanos a lo largo de toda su cadena de producción.
En concreto, Fashion Revolution “revisa y clasifica a las marcas y minoristas de moda más grandes del mundo, según la cantidad de información que divulgan sobre sus proveedores, políticas y prácticas de la cadena de suministro, el impacto social y medioambiental”.
¿Cómo las empresas de moda pueden contribuir con el medioambiente?
Diversas marcas de moda están desarrollando acciones para reducir sus emisiones y alcanzar la neutralidad del carbono, en línea con el Acuerdo de París, un tratado internacional sobre el cambio climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por su parte Ester Xicota, consultora en sostenibilidad en la industria textil y de la moda, comentó en una entrevista para Perú Retail que hay cuatro maneras en que las empresas pueden contribuir con el medioambiente.
La primera de ellas es la mitigación, basada en reducción de emisiones con nuevas tecnologías y buenas prácticas de ahorro. En segundo lugar tenemos la adaptación a la sostenibilidad, según Ester Xicota, las empresas no deben esperar años para actuar en la mejora de los ecosistemas. Luego está la inversión en sostenibilidad y en recuperación de ecosistemas para capturar CO2. Por último, tenemos la regeneración, la cual se enfoca en la modificación del modelo de negocio para que, en vez de emitir energía, se capture.
Por otro lado, Xicota comentó que todas estas estrategias de la industria van de la mano con el comportamiento de los consumidores, debido a que la sostenibilidad incluye un modelo económico en línea del bienestar. En este sentido, “es premisa un ambiente sano para que las personas estén bien”.
No obstante, de acuerdo a datos del movimiento Fashion Revolution, un 62% de las marcas divulgan anualmente la huella de carbono de sus operaciones en sus tiendas, pero solo el 17% de las marcas dan a conocer la información sobre la huella de carbono de su materia prima y toda la cadena de valor.
Impactos de la industria en el medioambiente
Para Xicota, la sostenibilidad debe estar presente en todo el ciclo de vida del producto, desde que se extraen los materiales hasta que se desechan, y en la cadena de valor, la cual se enfoca en todo ese proceso del diseño de ropa, fabricación, distribución y comercialización de las prendas.
Sin embargo, la especialista expresó que cuando las empresas intentan reducir su impacto ambiental en uno de los segmentos de la compañía, por otra línea del negocio se incrementan los efectos negativos. “Por ejemplo, si la industria quiere deducir la cantidad de energía que gasta, pero por otro lado cuando cultiva algodón debe gastar mucha agua, o para la producción de poliéster utiliza muchos químicos que contaminan la tierra, igualmente no existirá sostenibilidad pura por parte de la empresa”.
La organización sin fines de lucro Natural Resources Defense Council (NRSC) describió cuatro grandes áreas de impacto en el medioambiente:
Materias primas: Según la NRSC, la elección de telas en la fase de diseño influye directamente en todo el ciclo de vida de las prendas. El gran impacto de las materias primas está en que las fibras naturales, como el algodón o el bambú, necesitan mucha cantidad de agua y pesticidas para su producción, mientras que las fibras sintéticas demandan mucha energía. Todo esto produce importantes daños en la salud de los agricultores, causa la degradación del suelo y, además, produce la pérdida de la biodiversidad.
El algodón utiliza el 16% de los insecticidas globales, más que ningún otro grano. Asimismo, su producción también amerita de mucha agua. De hecho, se puede necesitar hasta 10 toneladas de agua para producir algodón para unos pantalones vaqueros. Además, las telas sintéticas, como el poliéster, provienen de fuentes naturales no renovables como el petróleo, por lo que su biodegradación es mucho más larga y compleja.
Producción: Esta fase es una de las que mayor impacto tiene, puesto que es aquí cuando se trabaja en grandes volúmenes de tejido y contribuyen en gran medida a la contaminación del agua y emisiones de dióxido de carbono. Además, en la etapa de producción se emplean muchos productos químicos que pueden ser tóxicos para el medioambiente y para el consumidor final.
Transporte: Las materias primas y las prendas ya fabricadas son distribuidas desde diversas partes del mundo mediante transporte aéreo y marítimo. La NRDC revela que, según la American Apparel & Footwear Assotiation, cerca del 98% de todas las prendas de vestir compradas en EE.UU. son importadas del extranjero.
Uso: Luego de que una prenda es fabricada pasa a manos del consumidor final, siendo esta la fase más contaminante de todas, debido al extremo gasto de energía que se requiere a la hora de lavar, secar y planchar las prendas. Se estima que el lavado y cuidado de la ropa puede suponer hasta el 80% de la huella de carbono.
“Los consumidores a pesar de que cada vez quieren ser más conscientes con el medioambiente, también realizan actividades diarias en los hogares que no favorecen la sostenibilidad” manifestó Ester Xicota.
Un estudio publicado por la revista Nature Reviews Earth & Environment en el 2020 señala que “las altas demandas de energía y las emisiones de dióxido de carbono están asociadas a la fabricación de textiles y al uso de los consumidores —es decir, al lavado—, así como al transporte cuando se utiliza el flete aéreo. Sin embargo, en el ciclo de vida de las prendas, el uso de energía y la emisión de dióxido de carbono es mayor durante la extracción inicial de la fibra, especialmente en el caso de las fibras sintéticas, como los acrílicos, ya que se originan a partir de combustibles fósiles”.
El reto de la moda sostenible
La moda es importante porque muchas veces refleja la personalidad de los humanos, ya que a través de ella pueden definir su propio concepto o identidad. Sin embargo, hay que tener en cuenta todo el daño que la industria de la moda puede ocasionar al planeta, si no ponen en marcha las prácticas sostenibles. No obstante, no se trata de satanizar a la moda o a la industria textil, sino entender que existe un problema y tener la voluntad de trabajar en una solución inmediata para poder preservar los ecosistemas.
El enfoque sostenible es un modelo de negocio que para muchas empresas está convirtiéndose en una estrategia de fidelidad con el cliente, pero también es parte de una necesidad de conservar un mundo mejor, pues hay que recordar que las compañías no dejan de ser grupos de personas.
La moda sostenible es más que una tendencia, es un acto de consciencia ecológica. En este sentido, la tarea no es solo de las grandes industrias, sino también del consumidor final. Es importante tener en cuenta un consumo responsable y sostenible. Lo ideal es trabajar en procura del bienestar social, cultural, económico y medioambiental.