El informe de Moody´s “Elecciones presidenciales, una pequeña amenaza a la continuidad de la política económica en el Perú”, confirma algunas tendencias que se vienen observando en el marco de las próximas elecciones presidenciales.
La amenaza de que un candidato anti-sistema podría descarrilar al Perú de su trayectoria económica actual, una restricción de largo plazo para la calificación crediticia de Perú, ha disminuído significativamente en la contienda presidencial de este año, lo cual podría tener un impacto fundamental en las calificaciones de Perú.
Las altas tasas de crecimiento y mejoras notables en los indicadores sociales han contribuido a generar un fuerte apoyo para el modelo económico actual entre los votantes peruanos, y, más importante aún, entre todos los principales candidatos presidenciales, entre ellos el ex candidato radical Ollanta Humala.
El riesgo de eventos políticos y la volatilidad electoral han sido durante mucho tiempo una restricción fundamental de crédito en el Perú. Candidatos anti-sistema y populistas tradicionalmente han sido competitivos en las elecciones presidenciales de Perú, amenazando con provocar cambios fundamentales al modelo económico que podrían socavar el legado de un fuerte crecimiento económico y la gestión ortodoxa de la política macroeconómica de los últimos veinte años.
Sin embargo, la contienda presidencial de este año se ha caracterizado únicamente por un fuerte consenso entre todos los candidatos presidenciales para apoyar el actual marco de política macro-económica.
Es poco probable que Perú se desvíe de la ruta económica actual, no importa quién gane la elección presidencial. Todos los candidatos apoyan la continuidad de política económica, con candidatos como Humala, que en el pasado dio una nota disonante e hizo campaña para romper con la actual combinación de políticas económicas, moviéndose más hacia el centro. Dicho esto, Humala sigue planteando algunas dudas entre los inversores.
El próximo presidente se enfrentará a un Congreso muy fragmentado y atomizado que hará que sea difícil conseguir una masa crítica de apoyo para modificar o desmontar el gasto y los límites de déficit o la independencia constitucionalmente protegida del banco central.
Además, las restricciones del mercado y de los votantes jugarían un papel igualmente importante limitando la capacidad del gobierno para avanzar hacia un modelo de política heterodoxa, sin comprometer la inversión y el alto crecimiento económico, condiciones que los electores están esperando.