“Chile sigue siendo un país atractivo, estable, que ofrece un marco bien definido y buena visibilidad. Es cierto que hay una gran actividad legislativa y creo que ahí, como siempre, hay buenas intenciones y buenos elementos. Seguimos teniendo una visión positiva de la estabilidad que ofrece como economía”, señala Laurent Freixe, CEO regional de Nestlé.
“Tenemos siete fábricas aquí y eso muestra el compromiso que como Nestlé tenemos con Chile”, asegura.
El ejecutivo señala que a pesar de la contracción del consumo, el proyecto de reforma tributaria y a polémica ley de etiquetado de alimentos, el país es un mercado que para la compañía tiene mucho potencial de crecimiento.
Respecto de la ley de etiquetado de alimentos, el ejecutivo explica que como primer punto es importante tener en cuenta que “la visión es compartida a nivel global y se trata de dar transparencia a los consumidores para que puedan hacer elecciones y tener una vida y comida sanas”.
“El enfoque es bueno” dice, y agrega que la preocupación de la compañía es que “sabemos cuáles son los esquemas que funcionan y, por ejemplo, se ha estudiado el tema hace muchísimos años en Europa y la conclusión compartida entre todos sus actores, incluso asociaciones de consumidores, es que el esquema que hemos puesto en marcha en forma voluntaria en el packaging da esta transparencia de ofrecer al consumidor toda la información”.
Por eso, añade, desde un punto de vista pragmático, hay que estudiar si es necesario volver a inventar algo que está funcionando muy bien en países bastante comparables a Chile en nivel de consumo y educación.
Cualquier sistema debe permitir hacer al consumidor la elección adecuada y debe incentivar a las empresas a mejorar siempre. “Nosotros tenemos ese deseo, quitando de nuestras recetas elementos quizás menos deseables”, sostiene.
Por otro lado, explica que cuando se abordan este tipo de legislaciones hay que pensar también que la alimentación industrial “cubre solo el 30% del consumo del ciudadano chileno. Hay un monto que se consume en casa y otro fuera del hogar”.
Por eso dice que el etiquetado es clave, pero también es necesario pensar en la educación nutricional, “dar al consumidor chileno la capacidad de tener una comida saludable en cualquier entorno. Hay que mirar esto de forma holística. Cualquier regulación debe tener un impacto positivo, si tiene más impactos negativos que positivos creo que es una pérdida de oportunidad”.
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