Con las fiestas de fin de año cada vez más cerca, Nike y Adidas, las dos grandes marcas deportivas del mundo, comienzan a experimentar problemas de distribución por una suma de factores que puede terminar en el desabastecimiento de sus productos, lo que podría significar grandes pérdidas para las compañías.
Nike y Adidas enfrentan dos problemas claves: inconvenientes operativos en las fábricas de Vietnam, donde fabrican la mayoría de sus productos, y la falta de buques de carga que los distribuyan por el mundo.
Al respecto, el responsable financiero de Nike, Matthew Friend, dijo: “En los últimos 90 días han pasado dos cosas que la industria no ha sido capaz de anticipar. La primera, que los envíos de largo alcance cada vez tardan más. La segunda, que varios gobiernos han decretado confinamientos en Vietnam y en Indonesia”.
Vietnam, la fábrica del mundo de las zapatillas
Y es que para nadie es un secreto que Vietnam se ha convertido en una potencia en producción textil y de calzado. Pero, el impacto de la variante Delta del Covid-19 obligó al gobierno vietnamita a aplicar un confinamiento estricto que ralentiza el funcionamiento de las plantas radicadas en el país asiático.
De no ser por está situación, Nike hubiera previsto que sus ventas crecieran en un 10% o 15%, pero dadas las circunstancias, y teniendo en cuenta que las ventas en Navidad se verán limitadas, La marca espera un crecimiento de tan sólo el 5%., debido a que más de las tres cuartas partes de su producción procede de Asia.
En la vereda del frente, Nike también sufre retrasos por los cierres de fábricas en Vietnam, lo mismo sucede con otras marcas como Under Armour y H&M.
Graves problemas de distribución
El primer problema es que los costos se elevaron significativamente debido a la pandemia. Ahora, hay menos barcos en circulación para distribuir la producción que viene de Asia.
Sin embargo, hay un obstáculo mayor. Los plazos de entrega se han duplicado, así ralentizando toda la cadena de distribución. Según los datos recolectados por Bloomberg, se tarda una media de 80 días para el transporte de China a los Estados Unidos, trayecto que hace dos años tomaba apenas 40 días.
Muchas empresas multinacionales ahora buscan una solución a este problema y planean cambiar el transporte en barco por el avión, a pesar del impacto en los márgenes de ganancias.