Los diarios no cobraban en el pasado porque podían darse el lujo de subsidiar sus servicios online con los ingresos generados por las ediciones impresas.
Pero ahora esos ingresos están reduciéndose, lo mismo que los ingresos de la publicidad online.
En principio, los diarios cobrarán por una cantidad reducida de material, mientras siguen analizando formas de sacarle más dinero al concepto de cobrar para ver su contenido online.
El dilema que enfrentan los diarios es que no saben cuánto cobrar, ni siquiera si los consumidores están dispuestos a pagar. Motores de búsqueda y redes sociales como Twitter y Facebook garantizan que la gente podrá ver y compartir mucho contenido gratis.
Los portales noticiosos gratis no son negocio para los diarios. Ya incluso antes de que los ingresos por publicidad online comenzasen a decrecer este año, los avisos generaban una porción mínima de ganancias comparado con la publicidad en la prensa impresa. Está claro que los medios tienen que hallar formas de producir dinero a través de la internet, pero todavía no saben cómo. Mientras los diarios deciden si cobrar o no por su contenido, se intensifica la competencia por desarrollar la tecnología que posibilite eso. Cuatro de las compañías tecnológicas más grandes del mundo –Google, Microsoft, IBM y Oracle– expresaron interés en ofrecer un sistema que permita cobrar por ver información.
El lector tendrá la oportunidad de comprar despachos de una cantidad de publicaciones sin tener que suministrar repetidamente los números de su tarjeta de crédito y otra información personal.
The New York Times considera la posibilidad de cobrar una suscripción para su servicio online, algo que ya intentó en el pasado, sin éxito, pues disminuyeron las ventas de avisos en la edición impresa. El servicio estuvo activo dos años y fue suspendido en el 2007. Costaba US$50 al año y llegó a tener 221.000 suscriptores.
Las ediciones impresas generan cada vez menos dinero y los editores de diarios están decididos a costear parte de sus gastos con la internet y servicios móviles, aunque sea cobrando unos pocos dólares por mes. El asunto es quién se tira primero a la piscina.