Con la reciente apertura de su local número 25, es buen momento para repasar la historia del retailer peruano Oechsle, quien, en realidad, tiene más años de lo que uno podría imaginar. La identidad de esta tienda departamental, que llega a competir con gigantes regionales como Ripley y Falabella, tiene más de 134 primaveras y una trayectoria poco conocida por los más jóvenes.
Cabe destacar que la última tienda abierta por la marca se encuentra en el centro comercial MegaPlaza Independencia, en un gran espacio de 5.000 m2. Mediante la apertura de esta nueva tienda, Oechsle busca seguir ofreciendo a sus clientes la mayor variedad de productos a un precio accesible para todos.
La oferta comercial de Oechsle actualmente abarca desde moda, belleza, calzado, juguetes, decoración e implementos para el hogar, cocina, electrodomésticos y más. Sin olvidar que cuenta con el respaldo de la Financiera Oh!.
Los primeros pasos: la Casa Oechsle
Uno puede preguntarse al leer la introducción que, si tiene tantos años, ¿porqué tan pocas tiendas? Y lo cierto es que el Oechsle que conocemos apenas tiene 13 años, un adolescente en toda regla.
A fines del siglo XIX, el Perú atravesaba una difícil situación económica tras finalizar la Guerra del Pacífico, debido a ello la producción nacional se redujo a la mitad. Y justamente en 1888, llega un inmigrante al país que daría inicio a esta historia, el alemán Augusto Fernando Leonardo Oechsle Jungk, quien vio una oportunidad única de negocio en ese momento.
Oechsle decidió entonces abrir un local dedicado –en un principio– a la venta de hilos, encajes y botones de Europa, en la antigua casa Harten y Cía. en pleno Centro Histórico de Lima. Pero no fue sino hasta 1896 que se funda por completo Casa Oechsle, la firma comercial entre los alemanes Augusto Fernando y su socio Juan Harten.
El negocio se expandió y ganó mucho prestigio en toda la ciudad a raíz de una oferta exclusiva, compuesta por productos importados, entre los que destacaban los textiles, perfumes, artículos de decoración y hasta juguetes. Desde sus inicios, Casa Oechsle se caracterizó por la innovación, instalando el primer ascensor eléctrico que operó en Sudamérica a principios del siglo XX.

Sin embargo, el local más emblemático, entonces, se abrió recién en la década de los 20′. Ese mismo año, la firma A.F. Oechsle cambió su razón social por la de A.F. Oechsle Sociedad Anónima. El cargo de director gerente fue ocupado por el inmigrante alemán y el señor Juan Harten tuvo el cargo de secretario.
Un local diferente y el crecimiento populoso
Visionario, Fernando Oechsle necesitaba que este local fuera diferente y más llamativo que los anteriores, por lo que recurrió al arquitecto francés Claudio Sahut, quien había trabajado como jefe de obras de la Beneficencia Pública de Lima. De hecho, Sahut es responsable de varias obras públicas y privadas como la casa Fernandini, el Parque de la Reserva y el Hospital de Mujeres (luego Hospital Nacional Arzobispo Loayza).
En 1913, Sahut diseña el nuevo local, que se ubicaría estratégicamente entre el llamado Portal de Botoneros y el Pasaje Olaya en la Plaza Mayor. El edificio de 2.200 m2 fue el gran acontecimiento de la época tras su apertura en 1917 y llegó a conocerse popularmente como “El coloso de hierro vestido de seda”.

Los juguetes tuvieron su propio espacio en la década de los años treinta, cuando Oechsle inauguró la que fue la juguetería más importante de Lima. Ya en 1945, la tienda ofrecía de todo para el hogar, desde una aguja hasta juegos de sala, pasando por prendas de vestir.
Ese año falleció su fundador, siendo sucedido por su hijo Alex Oechsle Pruss. A este último se le debe el éxito internacional de la marca, pues logró que “Casa Oechsle” fuera reconocido como uno de los lugares más selectos y con los productos más surtidos de América.
Dato curioso: Se sabe que a comienzos de los años 30, el presidente Luis Miguel Sánchez Cerro (1930 -1933) compraba en la casa Oechsle los juguetes para los hijos del personal de Palacio de Gobierno.
Ya en los años sesenta, la cadena auspiciaba programas de televisión, teniendo spots con figuras representativas de la época. A partir de la segunda mitad del siglo pasado, inauguró establecimientos en otros distritos de la capital peruana: Miraflores, San Isidro, Santiago de Surco y Magdalena, además de mantener su tradicional tienda en la Plaza Mayor de Lima. Durante esta primera etapa Oechsle no contó con tiendas fuera de la capital.
Un artículo publicado en el diario La Prensa, en diciembre de 1966, señalaba que “sólo había dos lugares en Lima en donde la gente que hace culto del buen gusto puede ir a buscar esos mil y un artículos de forman parte integrante del hogar”. Esos lugares exclusivos con fama de ser los más selectos y con lo más surtido de América del Sur eran el sótano de Oechsle en la Plaza Mayor y la sección de cristalería de Oechsle en San Isidro.

Todo lo que sube, tiene que bajar
En la siguiente década, el retailer peruano mantenía su nombre en alto, reconocido por todas las familias de clase media en el país. Cuando llegó la década de 1980, la familia Tschudi, propietarios de la extinta cadena de supermercados Monterey, se unió a la familia Oechsle, pero la firma departamental pasó a manos del minorista.
Sin embargo, el capítulo más oscuro de la marca ocurrió en 1992, tras un atentado terrorista en manos de Sendero Luminoso, en el popular Centro Comercial Camino Real en San Isidro. Allí se ubicaba otra de las tiendas más importantes de Oechsle.
Sumado a lo anterior, la crisis económica que vivió Perú en la segunda mitad de los ochenta e inicios de los noventa, obligó a la cadena declararse en quiebra y cerró sus puertas finalmente en 1993. Sus establecimientos pasaron a manos de nuevos propietarios (en teoría, a la competencia Ripley y Falabella), siendo su último Presidente Tomás Oechsle Sigg.
Pese a no estar en el mercado, la marca Oechsle se mantuvo presente en la mente de los peruanos. Y 16 años más tarde, renacería.

Oechsle bajo el grupo peruano Intercorp
La gran ausencia de este importante comercio llevó al grupo Intercorp, todavía conocido como grupo Interbank del empresario Carlos Rodríguez-Pastor, crear una nueva sociedad y comprar los derechos de nombre. En 2008, precisamente el 2 de julio, se creó la razón social Tiendas Peruanas Sa, y se rumoreaba que el holding peruano abriría una nueva tienda por departamentos.
Posteriormente, Interbank contrató a Pablo Zimmerman para hacerse cargo de la empresa, quien había trabajado antes con la filial de Falabella en Colombia. Luego se confirmó que el nombre de la tienda por departamento a lanzar sería Oechsle.
Sin embargo, no se abrió en la capital como su predecesora, y en cambio, se inauguró en medio de la campaña del Día de la Madre. El 5 de mayo de 2009 Oechsle abre su primer local de este relanzamiento en el centro comercial Real Plaza Huancayo. Ese mismo año abrió dos tiendas más, en Real Plaza Trujillo (24 de setiembre) y el primer local de la capital en Centro Cívico, el 8 de diciembre.
En el 2010 se inauguró un nuevo local en Ica el 6 de mayo, y la quinta tienda se inauguró en el C.C. Minka del Callao el 25 de junio en su formato Outlet. Posteriormente se llevarían a cabo otras aperturas en Trujillo, Lima y Arequipa. El 2 de febrero de 2011, se inauguró la segunda tienda en el cercado de Lima ubicada en el célebre jirón de la Unión, la cual cuenta con cuatro niveles y un sótano donde se encuentra un supermercado plazaVea.

25 locales en todo el Perú
El exhaustico trabajo de reposicionamiento que despegó en 2009, ha permitido que la cada de tiendas por departamento no solo haya logrado fidelizar al consumidor peruano, sino que se ha posicionado con un número importante de establecimientos. Cabe destacar que ha cambiado varias veces de logo con el fin de adaptarse al contexto y hacerle frente a la competencia.

Por cierto, en todos sus años también cambió el eslogan de la marca, y estos son:
- 1964-1993: Tradición, calidad y elegancia
- 2009-2011: La tienda que estabas esperando
- 2011-2017: Ponte linda sin pagar de más
- 2017-2021: No es lo que te pones, es quien eres
- 2021-presente: Se acomoda a mí