La empresa Óptica Alemana celebra su cumpleaños número 100, con un negocio que inició gracias a un golpe del destino y hoy suma nueve puntos de atención. Ocho locales en Bogotá y una concesión en Cali.
En 1912, el alemán Ernesto Schmidt tenía contemplado viajar a Chile en busca de un mejor futuro, sin embargo el barco en el que viajaba hizo una escala en Barranquilla, y cuando iba a retomar la operación, se varó. La reparación del medio de transporte tardó meses, y por eso el señor Schmidt se vio obligado a permanecer en Colombia. En esa época, la ciudad costera albergaba a una gran colonia de alemanes que dominaban parte del sector empresarial de la región. Entre algunos ejemplos: Bavaria, la Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo y el Banco Alemán Antioqueño. Precisamente, la nacionalidad de Schmidt ayudó para que fuera contratado para manejar la sección óptica de la Casa Pelke, en Bogotá.
Durante ese trabajo, el señor Ernesto se dio cuenta de que la fabricación y formulación de los anteojos era muy empírica, por lo que decidió irse en 1913 a Estados Unidos, país donde tomó un curso de optometría. Cuando regresó a Colombia, fundó la Óptica Alemana en Barranquilla, en el segundo semestre de 1914. De la fecha exacta no hay registro, ya que la compañía fue inscrita ante la notaría décadas después. Luego de esa sede en la capital del Atlántico, el fundador se independizó de Pelke y abrió un nuevo local en Bogotá.
Una óptica con historia
En 1935, y con buen desarrollo de la firma, Óptica Alemana se trasladó a un local más grande en Bogotá. En ese lugar, Óptica Alemana vivió dos de sus momentos más difíciles. El primero, ocurrido en 1939, durante el inicio de la Segunda Guerra Mundial, ya que con ese hecho vino la persecución hacia los alemanes que estaban en el continente americano. En ese entonces, el lugar cambió de nombre y se llamó Schmidt Hermanos, medida que se tomó para evitar ataques al establecimiento. El otro suceso fue El Bogotazo, ocurrido el nueve de abril de 1948. Por los saqueos, robos y atentados contra la fuerza pública, el local quedó destrozado. Fueron quemadas las historias clínicas de los pacientes.
Para 1952 inauguraron una nueva sede, y posteriormente, la empresa se expande y empieza a abrir más locales. Hoy ya completa nueve, y de acuerdo a su gerente actual, Natalia Gutiérrez, la clave del éxito sigue siendo la misma: mantener la tradición de focalizarse en la salud visual.
Responsabilidad Social
Óptica Alemana también brinda atención médica a niños y jóvenes de la Fundación Nacional Batuta. La estrategia de responsabilidad social hace parte del programa Música para la reconciliación del Departamento para la Prosperidad Social. Las personas atendidas han sido víctimas del conflicto armado. Con este proyecto, la organización ha beneficiado a más de 300 niños. “Decidimos donar y beneficiar con 100 pares de gafas a quienes lo necesitan”, agregó la gerente general de la compañía.
“La clave del éxito, durante estos 100 años de existencia, ha sido, sin duda, mantener la tradición y focalizarnos en la salud visual de nuestros pacientes”, finalizó.