La demanda interna acentuará su caída durante el segundo trimestre del 2020, en sintonía con la evolución del PBI, que se prevé que retroceda más de 20% en ese período. La extensión de la cuarentena hasta el 30 de junio seguirá afectando la economía, según reporta el Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank.
«Si bien el 11 de mayo se inició el gradual proceso de reapertura de algunas actividades, no será sino hasta el tercer trimestre del 2020 -según el cronograma divulgado por el gobierno- cuando la casi totalidad de sectores económicos sean autorizados nuevamente a operar», dijo Pablo Nano, economista de Scotiabank.
La variable más afectada seguirá siendo la inversión privada, pues su evolución futura depende de la confianza de los inversionistas, la cual se ha desplomado debido a la incertidumbre del impacto del Covid-19 sobre la economía.
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Además, el consumo privado continuará con su evolución negativa en la medida que la pérdida de empleos y el recorte de ingresos reduzca el gasto de los consumidores.
Lo anterior sería parcialmente compensado por una política fiscal expansiva, reflejada en los subsidios que viene otorgando el gobierno a 6.8 millones de hogares, en los mayores gastos del gobierno para combatir la emergencia sanitaria -cuyo efecto se apreciará más notoriamente en el segundo trimestre del 2020- y, a partir de junio, en una paulatina recuperación de la inversión pública.
EVOLUCIÓN EN EL PRIMER TRIMESTRE DEL 2020
La demanda interna cayó 1.2% durante el primer trimestre del 2020, su primer resultado negativo desde la crisis financiera internacional del 2009. La demanda interna sin considerar inventarios se contrajo 3.3%, más en línea con la caída de 3.4% registrado por el PBI, según el informe de Scotiabank.
Esta evolución negativa fue explicada por la contracción del gasto privado afectado por la cuarentena decretada por el gobierno desde el 16 de marzo para contener el avance del coronavirus. Esto fue parcialmente contrarrestado por la mayor inversión pública, pues la paralización de obras a partir de la segunda quincena de marzo no logró revertir la recuperación que venía mostrando desde inicios de año.

El consumo privado (-1.7%) se vio afectado por la pérdida de empleos y reducción de ingresos registrado a partir del 16 de mayo cuando se inició el aislamiento social obligatorio. La medida imposibilitó que trabajadores independientes e informales -que representan cerca del 70% de la PEA- puedan generar ingresos.
Además, el cierre de locales comerciales restringió el consumo de bienes y servicios no esenciales. La inversión privada (-16.8%) mostró una significativa caída, aunque ya venía debilitada por los temores sobre la evolución de la economía global.

INVERSIONES
La más afectada fue la inversión no minera (-17.5%), vinculada a la demanda interna, debido a la paralización de proyectos y a la incertidumbre del impacto del coronavirus sobre la economía.
De otro lado, la inversión minera (-12.1%) dio un giro de 180° respecto de la expansión de doble dígito que venía mostrando, como consecuencia de la caída del precio de los metales industriales -ante el menor dinamismo de la economía mundial- y de la suspensión de megaproyectos mineros como Quellaveco y Mina Justa.
La inversión pública (+15.7%) se benefició de la recuperación de la ejecución de los gobiernos regionales y locales luego de la caída del primer trimestre del 2019 como resultado de la curva de aprendizaje de las nuevas autoridades.
Sin embargo, está tendencia cambió drásticamente desde el 16 de marzo debido a la paralización de obras públicas debido a la cuarentena.
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