El 1 de julio será un día crucial en la historia de La Polar. Esto porque durante esa jornada se llevará a cabo la junta de accionistas de la compañía, la que marcará el inicio, o término, del proceso de aprobación del plan de reestructuración financiera.
Y el foco estará en las señales que se envíen. La razón está en que, según comentan cercanos al retailer, si los accionistas deciden rechazar el plan propuesto por la mesa directiva encabezada por César Barros, esto se traduciría en una “quitada de piso” para el directorio que fue elegido por los mismos accionistas.
Ante un escenario como ése, ya varios integrantes de la mesa se han planteado la posibilidad de renunciar.
“Un asunto clave es el tiempo. No es un recurso con el que contemos para idear un plan B, así que el plan es éste. Si los accionistas dicen que no, las acciones se van a ir a pique, y entonces pierden los accionistas; si los bonistas dicen que no, pasa lo mismo con los bonos, porque eso quiere decir que la compañía no va a salir”, señaló un conocedor de esta situación, agregando que lo que sí se pueden negociar son detalles pequeños de la propuesta, pero no sus líneas generales.
El plan contempla la emisión de un bono convertible en acciones (para que así los bancos tengan un plazo mayor de tiempo para desprenderse de los títulos, si así lo decidieran) por un monto que va entre $ 80 mil millones (US$ 144,2 millones) y $ 100 mil millones (US$ 180,25 millones). Su vencimiento: el año 2113.
“Si se aprueba, la compañía queda con deuda cero, con Ebitda positivo, y en condiciones de que finalmente alguien quiera tomar el control y lance una OPA, con todos los beneficios que ello traería”, comentó una fuente cercana.
Atomización
Un factor que está pesando más de lo acostumbrado en el mercado es lo atomizada que está la propiedad del retailer. A esto se suma, además, que hay varios accionistas que pueden ser considerados importantes con una inversión que en cualquier otra compañía no sería significativa.
“Como no hay una gran contraparte, y son varias chicas, pueden entrar a jugar cosas distintas a la racionalidad, como el ego, o simplemente la molestia que implica estar nuevamente en esta situación”, afirmó una fuente del proceso.
En relación a los bonistas, existiría consenso entre quienes representan a los principales actores en que el peor escenario es dejar que la compañía quiebre, por lo que estarían dispuestos a aprobar el plan de reestructuración financiera, que actualmente se encuentra en proceso de road show, y es encabezado por César Barros y BTG Pactual. Además, la inversión adicional que deberían realizar para ello es considerada marginal.
La presentación que se está mostrando a los stakeholders propone una quita en las acreencias que va entre 60% y 94%.
Respecto a cómo sería el proceso, se propone emitir un bono convertible en nuevas acciones que vendrían de un aumento de capital por hasta US$ 180 millones, el que tendrá un plazo máximo de hasta 3 años para ser cambiado por acciones. En este caso, el precio de conversión estipulado es de $ 81,93, considerando el valor promedio de la acción en los últimos doce meses.
Tras ello, se busca modificar los bonos actuales, dejándolos en pesos, sin intereses, con una amortización única (de 99 años), mismas condiciones que se establecerán para el bono convertible.
Así, la compañía podrá prepagar parcialmente los bonos actuales con este bono convertible, más caja –que pudiera recibir durante el periodo de opción preferente de 30 días que dará a este bono a los accionistas actuales de La Polar- o con acciones.
Según indicó la compañía, la propuesta de reestructuración “pretende ser justa y equitativa para todos los accionistas y acreedores. Al mismo tiempo, debe ser una situación definitiva”.