Falabella, a través de Sodimac, se adueñó del 75% del canal moderno de mejoramiento del hogar al adquirir a su competidor, Maestro. Y, debido a que en el Perú no existe una ley antimonopolio o de control de fusiones y adquisiciones, la filial peruana del grupo chileno puede seguir hacia una monopolización del mercado.
“Mañana Sodimac podría comprar a cualquiera de los dos competidores que quedan (Promart y Casinelli) y seguir aumentando su poder sobre el mercado de homecenters concentrando una mayor participación. Nada se lo impide, y con ello los verdaderos afectados somos usted y yo”, explica el doctor en economía y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, José Távara.
Desde hace dos años, la Comisión de Economía y el pleno del Congreso tienen en sus archivos acumulando polvo el Proyecto de Ley 972-2011, que propone establecer un régimen de evaluación previa de las fusiones y adquisiciones que superen las 100 mil Unidades Impositivas Tributarias UIT (S/. 380 millones); en todos los sectores económicos.
El proyecto estuvo inicialmente contemplado en el plan de gobierno nacionalista, por lo que para junio del 2012 ya había sido aprobado por la Comisión de Defensa del Consumidor. “Pero el Pleno nunca lo agendó para debate, el Ministerio de Economía (MEF) lo vetó y la Comisión de Economía nunca lo discutió por falta de quórum”, recuerda el congresista Jaime Delgado, autor de la propuesta.
Ahora, tras la compra por S/. 1.404 millones, el grupo Falabella cuenta con 54 tiendas de mejoramiento del hogar (30 de Maestro y 24 de Sodimac). Contra ellas deben competir los 14 puntos de venta de Promart y los seis de Casinelli.
“La mayoría de fusiones y adquisiciones son buenas y necesarias para el desarrollo del mercado. Pero cuando alcanzan estos montos es necesario analizarlas previamente para ver cómo afectarán porque pueden llegar a hacer peligrar las estructuras competitivas”, explica Távara.
Considerando que en el mercado de homecenters el canal moderno aporta un aproximado de 33% y el resto lo conforma el canal tradicional (ferreterías), estimó que los compradores de clase media serán quienes se vean afectados por la posición de dominio de Falabella.
“Ellos acuden a estas tiendas por la certeza de encontrar todo en un solo lugar y a cambio de ello pagan un poco más. Pero con menos competencia creo que si el lema de Sodimac ha sido ’10 años de precios bajos’; ahora verán diez años de precios altos”, dice Távara.
Las cadenas de proveedores (tanto importadores como fabricantes) del sector de mejoramiento del hogar también se verían afectadas por este cambio en la composición del mercado, pues pierden capacidad de negociación.
“Pero lo más grave es que un mercado lleno de concentraciones lleva a que se encarezcan los costos y eso arruina nuestra competitividad. Es grave que no tengamos una ley de este tipo”, asegura el docente de la PUCP.
Alrededor del mundo
De hecho, en otros países donde opera Sodimac (como Colombia y Chile) y otros 120 al rededor del mundo la compra de Maestro habría sido sometido a un proceso previo de control o estudio para aprobarla, vetarla, o aprobarla bajo ciertas condiciones. Las más antiguas de estas normas son la canadiense de 1889 y la Ley Sherman de los Estados Unidos, que fue aprobada un año después.
En América Latina solo Guatemala, Perú, Paraguay y Haití no cuentan con estos mecanismos. Mientras que en Chile la presidenta Michelle Bachelet anunció dentro de su agenda de medidas reactivadoras de la economía una reforma para fortalecer la competencia y aumentar la productividad fomentando un mayor control de las fusiones de empresas.
Al respecto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (a la que Perú espera ingresar en el 2021) emitió un informe en el que consideró que “el control de concentraciones constituye un componente esencial de un sistema de competencia eficaz”.
Sin embargo, este mecanismo tiene numerosos detractores en nuestro país. Entre ellos, el abogado Alfredo Bullard, quien asegura que la economía peruana es “aún incipiente y una medida de dicho tipo podría asustar a los inversionistas”.
Pero las fusiones y adquisiciones en el Perú crecen a tasas altas. Este valor alcanzó los US$ 12.254 millones el 2013, el triple registrado el año anterior. Y se espera que el 2014 sobrepase esas cifras.