Las grandes cadenas de supermercado del mundo -la estadounidense Walmart, la inglesa Tesco y la francesa Carrefour- han sufrido, se han tropezado y han debido cambiar sus estrategias para abordar el mercado chino.
Los expertos dicen que muchos retailers extranjeros no entienden la diferencia entre los consumidores chinos y los occidentales, partiendo por la frecuencia de las visitas a las salas hasta la diversidad de los bienes que se exponen en las góndolas.
Walmart
La última en tropezar fue Walmart. La mayor empresa de retail del mundo tuvo que salir a pedir disculpas por un error que atribuyó a uno de sus proveedores: hace unos días retiró carne de burro después de que se determinara que estaba contaminada con otros productos animales.
A comienzos de diciembre pasado, la misma Walmart había anunciado el cierre de varias unidades en el gigante asiático ante magros resultados.
Tesco
En enero del año pasado, Tesco transfirió sus 131 tiendas y negocios en centros comerciales de esa nación a una empresa conjunta con una compañía de propiedad estatal.
La estatal China Resources Entreprise, que dispone de casi tres mil grandes hipermercados cuya marca más conocida es CR Vanguard, posee el 80% de la nueva sociedad. La británica, después de nueve años de implantación en el mercado chino, no consiguió convertir su presencia en el país asiático en rentable.
Carrefour también cerró muchos locales. Incluso, ha trascendido que planea la venta de sus negocios en China y Taiwán.
Pero ¿por qué los malos resultados de estas empresas globales en China?
Yinbin Li, economista de IHS Global Insight, especializado en el mercado de consumo chino, da sus razones:
Primero, por la competitividad local, especialmente en términos de precios. El renminbi (yuan) se sigue apreciando por lo que se comerá las ganancias de estas compañías, especialmente porque el costo de la mano de obra está aumentando al igual que el costo de los bienes.
La segunda razón, especialmente para Carrefour, es la exposición que ha sufrido en los medios por la calidad de los bienes. “Por ejemplo, los medios expusieron que Carrefour vendía comida con la fecha de expiración pasada y otros productos que causaron problemas de salud en las personas”, ejemplifica.
Algo parecido a lo que vivió Walmart con la carne de burro, que es muy apetecida en China. Lo que se vendía contenía restos de zorro, algo imperdonable para muchos clientes.
“Para sobrevivir en el mercado chino, los supermercados extranjeros deben controlar bien la fuente de los productos y su calidad. Estas empresas pueden cobrar un poco más caro que los supermercados locales, pero le deben proveer un servicio y producto superior a los consumidores. Los chinos están dispuestos a pagar un poco más. En economía lo llamamos discriminación de precios. Hay diferentes niveles de consumo que están dispuestos a pagar distintos niveles de precios para obtener distintas calidades”, destaca Yinbin Li.
Además agrega que la industria es un gran bocado para las multinacionales: las ventas de los hipermercados en China aumentaron a 445.000 millones de yuanes (US$73.000 millones) en 2010, desde unos US$18.000 millones en 2000. Según algunas estimaciones, las ventas podrían llegar a 1 billón de yuanes en 2015.