A pesar del notable crecimiento en la penetración de centros comerciales en Perú en los últimos años, todavía se presenta un amplio potencial de expansión en comparación con otros países de la región. Actualmente, Perú cuenta con aproximadamente 9,1 m² de espacio arrendable en centros comerciales por cada 100 habitantes, una cifra relativamente baja en comparación con naciones como Chile, que reporta 22,3 m², según datos de la Asociación de Centros Comerciales y Entretenimiento del Perú (ACCEP).
En este contexto, la anunciada apertura de dos nuevos centros comerciales, Boulevard Puntamar y KM40, este último con la participación del exfutbolista Jefferson Farfán como inversionista, representa un avance significativo en la consolidación del sector minorista en Perú. Ambos proyectos requieren una inversión conjunta de casi S/ 90 millones y están programados para inaugurarse a finales de 2024.
“Desde la década de 1980, se anticipó que el crecimiento de Lima se desplazaría hacia el sur, con la apertura de nuevas áreas de expansión como San Bartolo, Punta Negra, Punta Hermosa, Santa María y Pachacamac. Este fenómeno ha sido impulsado por una mejor infraestructura vial y la creciente demanda de vivienda en la zona. Hoy, estas áreas no solo ganan en términos de población, sino que también se han convertido en el foco de importantes inversiones comerciales”, señaló Guillermo Boitano, director de la Carrera de Economía de la Universidad de Lima.
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Impacto en la economía local
Los nuevos complejos no solo modernizarán la oferta de servicios en las zonas periféricas de Lima, sino que también atraerán a los miles de turistas que visitan anualmente las playas cercanas, lo que contribuirá de manera significativa al dinamismo económico de la región.
Boitano destacó que en el sur de Lima se observa un auge de nuevos complejos, que abarcan desde pequeños centros comerciales hasta grandes malls regionales. Este tipo de infraestructura, que antes parecía inviable en las zonas periféricas, está ganando protagonismo y transformando de manera significativa el panorama urbano de la ciudad.
Ubicación estratégica
Guillermo Boitano explicó que los nuevos centros comerciales en el sur de la capital se están estableciendo de manera estratégica en áreas con una población estable y un creciente flujo de visitantes, especialmente durante la temporada de verano, cuando la demanda de servicios aumenta por el turismo en las playas.
Para garantizar la rentabilidad de estos proyectos, es fundamental que cuenten con una población mínima que oscile entre 100,000 y 200,000 personas en las cercanías, un criterio que muchos de estos planes ya satisfacen. Los desarrolladores inmobiliarios están enfocándose en las áreas periféricas de Lima, donde el costo de los terrenos es más accesible y existen mayores oportunidades de crecimiento.
“Debido a que el costo de los terrenos es más caro en el centro de Lima, las inmobiliarias han decidido orientar sus proyectos hacia zonas con precios más bajos, pero con una demanda creciente. Esta tendencia lleva el desarrollo de centros comerciales más allá de las zonas tradicionales, hacia áreas como La Molina y Lurín, donde ya existen proyectos exitosos, como Plaza Vea en Lurín”, afirmó Boitano.
Generación de empleo y aumento en ingresos municipales
El impacto económico de estos nuevos centros comerciales se manifiesta no solo en la creación de empleos directos dentro de los complejos, sino también en los empleos indirectos generados en áreas como servicios, proveedores y actividades relacionadas. Adicionalmente, la construcción de estos proyectos trae consigo un incremento en los impuestos prediales y arbitrios, lo que beneficia a las municipalidades locales y contribuye al desarrollo económico de la región.
Además de la generación de empleos, los centros comerciales actúan como motores de transformación urbana. Su establecimiento en zonas periféricas mejora la infraestructura local y crea un entorno dinámico y atractivo para otras empresas.
“En muchas ocasiones, estos desarrollos van acompañados de mejoras en la calidad de los servicios y de una mayor oferta comercial, lo que eleva el nivel de vida de las comunidades cercanas”, destacó el académico de la Universidad de Lima.
Adaptación a un mercado dinámico
Guillermo Boitano resaltó que, para los inversores en centros comerciales, es crucial adoptar un enfoque a largo plazo. El retorno de la inversión puede variar entre diez y veinte años, lo que significa que es fundamental llevar a cabo actualizaciones periódicas en la oferta comercial para mantener la relevancia y atractivo del centro. Además, se debe estar preparado para adaptarse a las dinámicas cambiantes del mercado y ofrecer experiencias únicas que capten la atención y fidelidad de los consumidores.
La expansión de los centros comerciales en la zona sur de Lima representa un avance significativo en la modernización del comercio en la ciudad. Estos desarrollos no solo transforman el paisaje urbano, sino que también contribuyen al crecimiento económico, la creación de empleo y la mejora de la calidad de vida en la región. “A medida que continúe su expansión, se espera que estos proyectos se multipliquen, lo que consolidará la región como un centro clave de comercio y desarrollo para los próximos años”, finalizó el docente.