Sólo el 33% de los puestos de trabajo en el ámbito de la tecnología en todo el mundo están cubiertos por la mano de obra cualificada necesaria. Esta es una de las mayores preocupaciones de los líderes empresariales mundiales. En una encuesta mundial realizada por Capgemini y LinkedIn, la mitad de las organizaciones encuestadas afirman que la brecha digital se está ampliando y el 54% dice haber perdido ventaja competitiva debido a la escasez de talento.
Por su parte, el Foro Económico Mundial (WEF) estima que el mundo creará 150 millones de nuevos puestos de trabajo en el ámbito de la tecnología en los próximos cinco años y que, para 2030, el 77% de los puestos de trabajo requerirán competencias digitales.
La pandemia de Covid-19 puso de manifiesto muchas vulnerabilidades estructurales de la sociedad. Una de las más evidentes fue la necesidad de crear empleos formales que sean resistentes y que aprovechen la tecnología.
Juan José Rojas Ortiz (Colombia), participante de la iniciativa Global Shapers de WEF, se propuso entender la situación que impide a los jóvenes acceder a los puestos de trabajo de la cuarta revolución industrial (4IR) y la mejor manera de abordar esas barreras.
Prepararse para los empleos del futuro
La iniciativa Global Opportunity Youth Network (GOYN) analizó todos los datos y elaboró un informe exhaustivo sobre estas vulnerabilidades. Este muestra que de la población juvenil post-pandémica de casi 11.447.212 millones de jóvenes en edad de trabajar en Colombia, de cada 100 jóvenes que terminan la educación secundaria, 48 acceden inmediatamente a la educación superior, y de estos, sólo 24 la completan.
Estas cifras significan que, como sociedad, estamos perdiendo más de la mitad del potencial de los jóvenes que, si hoy tuvieran acceso a las oportunidades requeridas, podrían contribuir al desarrollo social y económico del país.
Este mismo análisis del GOYN para la ciudad de Bogotá muestra que, de los aproximadamente 1.798.362 millones de jóvenes en edad de trabajar, el 37% está excluido de estas oportunidades, lo que representa alrededor de 671.244 mil jóvenes que ven limitado su bienestar y calidad de vida. El porcentaje de jóvenes con discapacidad es del 72%, el de grupos étnicos es del 47% y el de LGBTIQ+ es del 41%.
Del total de jóvenes con potencial en la ciudad, el 52% son mujeres jóvenes. Sin embargo, si se analiza la participación sólo de los jóvenes que no estudian ni trabajan, esta cifra aumenta al 58%, lo que demuestra que existen brechas de género en este problema. Más grave aún es el hecho de que el 76% de los jóvenes con potencial que se dedican al trabajo de cuidados son mujeres.
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“Es importante entender cuáles son las barreras estructurales que amplían la brecha para poder actuar en este sentido”, apunta Ortiz. Estos son los factores estructurales que limitan el acceso a las oportunidades:
-Un déficit en las competencias escolares
No estamos enseñando a todos los jóvenes lo mismo. Según el informe del GOYN, algunos jóvenes no terminan sus estudios de bachillerato con competencias en materias básicas, como las matemáticas, y tampoco aprenden inglés, ni tienen un nivel significativo de comprensión lectora. Además, no hay referencias sólidas en el entorno de muchos jóvenes que terminan la escuela, necesitan profesores y orientadores que les muestren las opciones que tienen para una buena carrera.
-Acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación
La difusión media de la conectividad en los hogares de los países en desarrollo sigue siendo baja. Incluso cuando la pandemia del COVID-19 nos obligó a mejorar, sólo el 42% tiene conexión a Internet y cerca del 57% de los jóvenes no tiene acceso a oportunidades de formación, empleo formal, ordenadores e Internet. Sin estas herramientas, es casi imposible prepararlos para los trabajos del futuro.
Aunque la mayoría de los niños y adultos tienen acceso a los teléfonos inteligentes, a menudo no los utilizan en su beneficio. Están muy conectados a los contenidos que consumen en las redes sociales, pero no están traduciendo el acceso a la conexión en acceso a información valiosa.
-Factores ambientales
Las trayectorias vitales de los jóvenes también siguen viéndose afectadas por su entorno y su vida familiar. A la falta de apoyo, validación y acompañamiento alentador, se suma la falta de modelos de conducta.
Existen esfuerzos para eliminar algunos de los obstáculos a los que se enfrentan los jóvenes. Talento Joven, por ejemplo, es una aceleradora de formación y trabajo formal que tiene la misión de fortalecer las capacidades de los jóvenes y conectarlos con las ofertas de trabajo de la 4IR. Ya ha proporcionado a más de 10.000 jóvenes de Bogotá un campamento de entrenamiento gratuito y una serie de talleres presenciales sobre temas como: cómo construir un buen CV; cómo presentar una buena entrevista de trabajo; y, cómo ahorrar para ser financieramente inteligente.
El poder de decisión sobre su carrera al salir de la escuela está condicionado por el nivel de información, orientación y acompañamiento que reciben los estudiantes. Por ello, se destaca la importancia de la orientación sociolaboral para proporcionar información relacionada con el autoconocimiento, la formación y las oportunidades de empleo en la ciudad.