El retail -las grandes comercializadoras que actúan también como prestamistas- han sido objeto de bullados casos de consumo como Cencosud y La Polar.
Recientemente han criticado duramente la reforma del Sernac, que lo dotará de mayores atribuciones para prevenir y sancionar precisamente esos abusos.
La investigadora de la Fundación Fueyo, Francisca Barrientos, respaldó sus críticas, en particular, que la competencia de los juicios de consumo sea extraída de los Juzgados de Policía Local y llevada a los Juzgados de Letras.
Mauricio Tapia (Profesor de la Universidad de Chile) hizo notar la incongruencia de esa postura con las propias publicaciones de investigadores de la Fundación Fueyo, que han concluido que “los juzgados de Policía Local no han mostrado eficacia para proteger a los consumidores”.
En su defensa, Francisca Barrientos señala que esas investigaciones sólo se referirían a las “cláusulas abusivas”, materia en la que ella incluso comparte que su control ha fracasado en los juzgados de policía, pero que ello no sería un “diagnóstico general”.
Tal afirmación es insólita. Contradice el texto de las conclusiones de esa investigación, arriba transcrito. Luego, y lo más importante, ¿acaso el control de las cláusulas abusivas no es el núcleo de la protección al consumidor? ¿Acaso no son las “letras chicas” las que están en el corazón de los abusos?
El lector podrá extraer conclusiones de por qué, en ese escenario, el retail defiende que los juicios de consumo sigan a cargo de los juzgados de policía, esfuerzo en el que encontraron apoyo en la investigadora de la Fundación Fueyo, cuyas publicaciones -paradójicamente- son la mejor prueba del “fracaso de ese sistema”.