Las cadenas internacionales vienen revolucionando la moda mundial con su lógica de ‘fast fashion’ que promueve la rápida rotación de sus colecciones y temporadas en sus tiendas pero ¿cómo logran estas empresas producir más de 12,000 diseños en más de 18 colecciones, a un bajo costo y de manera rentable?
A través de dos modelos de cadena de suministro: para los productos “core” y para los productos de moda.
La primera cadena se enfoca en surtir los productos tradicionales e históricos a un bajo costo. Dada la estabilidad en la demanda de dichos productos, les es fácil predecir cuántos ítems se necesitarán por diseño, por tienda y por semana. Así, elaboran un pronóstico de ventas con varias semanas de visibilidad considerando bajos inventarios.
Luego, estos serán producidos con fabricantes de bajo costo en zonas remotas, con órdenes de producción que llenan la capacidad de la fábrica.
El reto está en el segundo grupo. Este, por su naturaleza, es muy volátil y de difícil pronóstico. Los diseños se producen en pequeños lotes, con proveedores cercanos a los centros de distribución de la empresa.
Asimismo, se mide la respuesta de los clientes a través de la página de Internet y los sistemas de ventas de la tienda. Si el producto no tiene éxito, este se descuenta, se descontinúa y se minimiza la pérdida, pero si el producto tiene éxito, se colocan mayores pedidos, los cuales son surtidos por plantas con baja utilización y alta capacidad de respuesta; y se programan entregas con pedidos etiquetados, en un plazo de 24 a 48 horas.
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El fast fashion y la gran distribución no sólo se nutren de grandes volúmenes de líneas básicas, sino también de series cortas con fuerte componente diseño con un alto grado de rotación.
Para estas líneas, la proximidad es determinante y ha puesto en el mapa del aprovisionamiento países de la Europa del Este, como Lituania, Rumanía, Moldavia y Bulgaria, y de África, como Marruecos, Túnez o las Islas Mauricio.
Hace años la mayoría de la ropa se fabricaba en China y otros países con costes de producción más bajos, pero eso también ha cambiado, en aras siempre de adaptarse al mercado.
La industria minorista de la moda ha sido testigo en los últimos años de una revolución apareciendo grandes marcas como Zara, H&M, TopShop, Mango, Forever 21 o Primark, las cuales se han vuelto las más importantes del mercado actual.