Una publicidad emocional que ofrezca sentimientos de felicidad o tranquilidad, entre otros, consigue, según un estudio realizado por los expertos americanos Aparna Labroo y Derek Rucker, que los consumidores alivien sus emociones negativas como el estrés o la ansiedad producidos por la Navidad y establezcan un estado de ánimo “más positivo” consiguiendo así, “un aumento” de la capacidad persuasiva de estos mensajes.
Según asegura el profesor de Márketing de la Kellogg School of Management de la Universidad de Northwestern, Rucker, los anunciantes, “quienes disponen del control de la creatividad para reforzar la llamada emocional de la publicidad”, pueden escoger ciertos anuncios para compensar la conducta inducida por un programa de televisión ofreciendo sentimientos “más positivos” ante un drama que les provoca tristeza o ansiedad.
Por ello, parte de la investigación de los expertos consistió en dar a conocer pruebas de que ciertos sentimientos están asociados con orientaciones de enfoque (tristeza, ira y felicidad) o de afecto (ansiedad, vergüenza y tranquilidad). Así, se pidió a los participantes que recordaran un acontecimiento pasado que les hubiera causado tristeza, enfado, vergüenza o ansiedad y, seguidamente, se les mostró el anuncio de una estación de esquí, asociado con la tranquilidad o la felicidad y cada uno dio su opinión.
En concreto, los participantes tristes o enfadados lo evaluaron como un lugar que ofrecía una sensación de felicidad más que de tranquilidad mientras que los participantes ansiosos o incómodos lo estimaron al contrario. En general, todos aseguraron sentirse mejor cuando se les había mostrado un anuncio que les provocaba una emoción positiva acorde con su estado de ánimo.
Por último, “en momentos económicos difíciles en los que la ansiedad tiende a ser más frecuente”, las marcas deben, según se desprende de este estudio, utilizar sus mensajes publicitarios para que sus productos se asocien con emociones positivas de tranquilidad más que de felicidad.