Uno de los grandes retos de las marcas es comprender a un consumidor que no siempre dice lo que piensa, ni hace lo que dice y le cuesta articular en palabras lo que siente.
Es por ello que la neurociencia aplicada al marketing permite a las compañías saber dónde tienen que mejorar. De hecho, la consultora Nielsen señala que la correlación entre las métricas obtenidas por el neuromarketing y el retorno de inversión de, por ejemplo, un anuncio es del 80 por ciento.
La neurociencia recoge infinidad de datos de la actividad cerebral del consumidor, pero hay determinadas funciones cerebrales que son útiles a las marcas en la toma de decisiones y que pueden ser obtenidas y analizadas con esta técnica.
Son la atención que el consumidor presta al estímulo, el esfuerzo que hace para memorizarlo y la vinculación emocional con el mismo, es decir, si le toca la “fibra sensible”.
Este método que recoge el sentir del consumidor se combina con técnicas más convencionales, como el tradicional cuestionario que recoge todo lo que éste dice. Esa suma de mente y voz, de sentir y decir permite saber qué va a hacer, que es precisamente lo que le interesa saber a las compañías.
LEE TAMBIÉN: La importancia de los ‘insights’ del consumidor
“La neurociencia aplicada al marketing las compañías pueden saber dónde tienen que mejorar. Es esencial conocer al consumidor desde su subconsciente, porque es ahí donde toma la gran mayoría de sus decisiones de compra”, indicó el director de Medición y Análisis de Medios de Nielsen Iberia, Francisco Bernabé.
Y es que el marketing emocional está a la orden del día y se dirige directamente a los sentimientos de la gente que recibe el mensaje, es un secreto que la publicidad mantiene para conectar a las marcas más directamente con su público y llegar a ellos con más facilidad.
Según Nielsen, un producto bien comunicado que toca la fibra sensible del consumidor puede vender hasta un 23% más que uno convencional que no llega a emocionar.
Por ejemplo, el envase es el primer encuentro entre producto y consumidor y hay que convertirlo en flechazo; el producto, debe como mínimo igualar las expectativas que genera la marca; la experiencia de compra, que es el punto de encuentro físico entre marca y comprador debe ser el ideal; y la publicidad, es el mensaje que expresa la esencia de la marca y el producto para que el shopper se anime a identificarlo.
Además la aplicación del neuromarketing es 360°, es decir, se pueden analizar todos los puntos de relación y contacto entre marca y consumidor.
De este modo, esta ciencia aplicada al marketing puede captar y analizar las reacciones emocionales de los consumidores ante los distintos impactos que recibe, desde un anuncio en televisión a una página web, pasando por el clásico catálogo de productos.