Ivanka Trump ha decidido no seguir operando su marca de moda que lleva su mismo nombre para poder enfocarse en su carrera política al lado de su padre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Debido a constantes limitaciones por posibles violaciones de las leyes de ética en la empresa, la hija de Trump consideró que no era apropiado seguir en los negocios mientras se desempeña como asesora principal en la Casa Blanca.
“Cuando comenzamos esta marca, nadie podía haber predicho el éxito que alcanzaríamos. Después de 17 meses en Washington, no sé cuándo volveré al negocio o si alguna vez lo haré, pero sí sé que mi enfoque para el futuro previsible será el trabajo que estoy haciendo aquí en Washington, por lo que tomar esta decisión ahora es el único resultado justo para mi equipo y socios”, mencionó Ivanka Trump en un comunicado a CNBC.
Constantes controversias
Ivanka Trump presentó la marca en 2014 y tras la elección de su padre como presidente en 2016, la marca tuvo que enfrentarse a constantes ataques por parte de la oposición.
Esta situación llevó a que las ventas de la empresa cayeran y se generaran conflictos de intereses por el cargo que Trump desempeña en la Casa Blanca.
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Según explica BBC, una de las campañas en contra de la empresa se dio a conocer cómo #GrabYourWallet, en la cual la experta en marketing Shannon Coulter, propuso que la población protestara en contra de la marca de ropa.
Esta constante controversia se inició también por la campaña que realizó Ivanka para que su padre promocionara sus productos lo que causó indignación en la ciudadanía. Por ello, muchos expertos indican que la familia Trump debió deshacerse de esos activos antes de ingresar a la Casa Blanca.
Frente a la polémica, cadenas como Nordstrom y Hudson’s Bay, almacenes importantes en Canadá retiraron los productos de Ivanka aludiendo que las ventas eran muy bajas. Por otro lado, T.J. Maxx y Marshalls eliminaron los anuncios de publicidad de la marca dentro de las tiendas.
Asimismo, Ivanka Trump en constantes ocasiones alentó a las empresas estadounidenses a comprometerse a contratar trabajadores del mismo país, sin embargo, su línea de ropa fue acusada de usar trabajadores extranjeros para confeccionar las prendas en países como China, Indonesia y Vietnam.
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Ante ello, las restricciones que tenía la empresa para poder crecer ocasionaron que las ventas cayeran y que los socios de la marca y sus empleados consideraran el cierre de la compañía como la mejor opción.
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