Hablar de Sears a mediados del siglo XX era hablar de un todo símbolo norteamericano. La empresa era por esa época sinónimo de éxito, modernidad y estatus. En el Perú, marcó toda una época con su formato innovador y hasta instauró la sonada frase “Cárguelo a mi cuenta”. Pero, ¿por qué cerró sus puertas tras 35 en el mercado? En esta nota te lo contamos.
Los inicios de Sears
Sears fue una cadena de tiendas por departamento nacida en Estados Unidos. Fue creada en 1886 por Richard W. Sears y Alvah Curtis Roebuck. La empresa se convirtió en el mayor minorista de los Estados Unidos en la década de los 50 y nadie podría haber imaginado que 70 años después pasaría a ser sólo un recuerdo.
Por ese tiempo, la tienda departamental tenía más de 500 tiendas a lo largo y ancho de Estados Unidos; y su extenso catálogo era lo más parecido a comprar en Amazon actualmente. Sin importar donde vivieras bastaba ordenar algo del catálogo y a través de un organizado servicio postal norteamericano, te llegaba el producto.
LEA TAMBIÉN: ¿Por qué cerró Divercity en Perú? El parque temático donde los niños jugaban a ser grandes
Tanto fue el prestigio y el crecimiento de la marca en Estados Unidos que resultó más que evidente que buscaran expandirse internacionalmente, y así lo hicieron; abriendo operaciones primero en La Habana (Cuba) en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, y siete años después en Ciudad de México. El éxito de estas dos operaciones animó a la marca a seguir creciendo y Sudamérica fue el siguiente destino, abriendo sucursales en Río de Janeiro, Caracas, Barranquilla y Lima.
Desafortunadamente, de ese poderoso Sears hoy no queda nada, la marca tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica ya no existe. En 2018 se declaró en bancarrota y hoy es sólo un lejano recuerdo de una época en el que solo pronunciar su nombre hacia temblar a los competidores.
La llegada de Sears al Perú
Sears llegó al Perú en 1951, y estableció operaciones en Lima, una ciudad por ese entonces de 1,500,000 habitantes. Inicialmente a través de la venta por catálogo, la idea era medir la demanda potencial, y poder calcular el tamaño de tienda que abrirían en el futuro, decisión que no se dio sino hasta 1953 cuando se animan a abrir su primera tienda física.
Pero no se trataba de cualquier tienda, Sears quería en Lima “La tienda”. Por eso tomaron una decisión que sorprendió a muchos, no se instalaron en el centro de la ciudad como hubiera sido lo lógico, sino decidieron adquirir un terreno de 70,000 m2 propiedad de la familia Brescia ubicado en la zona del antiguo Aeropuerto Limatambo, en San Isidro.
La ubicación exacta era la actual esquina de las calles de Paseo de la República y Canaval y Moreyra, donde hoy opera el complejo comercial compuesto por el supermercado Tottus y la departamental Falabella.
La tienda tardó un año y medio en construirse, y es que muchos de los acabados llegaron directamente de Estados Unidos, no fue hasta septiembre de 1955 cuando “con bombos y platillos” Sears abrió sus puertas en el Perú. La prensa de la época cuenta que largas colas se formaron para poder entrar a la tienda departamental más grande del país donde el 90% de la mercadería era importada. Fue todo un suceso.
Una de las características más importantes de la tienda Sears en San Isidro era que contaba con un terreno adyacente de casi 15,000 m2 para que los clientes pudieran estacionar adecuadamente sus gigantescos automóviles, lo cual era algo que en el centro de Lima resultaba muy difícil.
Expansión de Sears en Perú
Como es de suponer el éxito fue inmediato, los limeños quedaron atrapados por este concepto innovador, con escaleras eléctricas, dos pisos y áreas de venta muy amplias. Y si bien es cierto en Lima desde finales del Siglo XIX ya operaba la tienda departamental Oechsle, hoy revivida por el Grupo Intercorp, no había en la ciudad un concepto tan moderno y tan “estilo norteamericano” como Sears, y eso a los limeños les encantaba.
Con los años, Sears de San Isidro se había convertido en mucho más que una tienda, se transformó en un punto de encuentro y si bien la gran mayoría iba a comprar muchos otros iban a pasear por sus amplios pasillos. La sección de electrodomésticos y la de juguetes eran las más visitadas, debido a que muchos de los productos de ese entonces eran totalmente desconocidos para los peruanos como lavadoras, refrigeradores y modernos televisores.
En tres años y debido al éxito de San Isidro se abrió la segunda tienda, la ubicación escogida fue el Jirón de la Unión, la cual era por ese momento la calle comercial más importante de la ciudad. Años más tarde se inaugurarían dos tiendas más, la primera en la Av Larco en Miraflores, y otra en Pueblo Libre, en la avenida Sucre.
Sears marcó una época con su publicidad
Sears revolucionó el retail en el Perú. Todos los productos a la venta tenían los precios marcados en etiquetas, erradicando con ello la costumbre de regatear. Además, habían constantemente promociones y descuentos. Una de sus campañas más recordadas fue “El gerente se fue de Vaca”. También lanzó un sistema de ventas a créditos llamado “Cárguelo a mi cuenta” e implementó un eficaz sistema de cambios y devoluciones.
Sears sabía competir y durante su tiempo de vida lo hizo muy bien. Tanto así que se volvió un dolor de cabeza para las tiendas locales. La tienda departamental estadounidense hizo frente a cambios de políticas peruanas, regímenes dictatoriales y la subida de precios.
Los últimos años de Sears y su cierre definitivo
En 1969, el general Juan Velasco Alvarado tomó el poder por la fuerza. En su mandato, de corte nacionalista, se impulsó la industria nacional y se prohibieron las importaciones. Sears entonces se amoldó a los tiempos y comenzó a depender de fabricantes nacionales, con las complicaciones que esto implicaba, entre ellas que en muchas ocasiones los proveedores locales no cumplían con los plazos de entrega.
LEA TAMBIÉN: Conoce al dueño de los supermercados Wong y Metro y su increíble fortuna
La situación se fue haciendo cada vez más complicada para Sears debido al contexto político y económico. La empresa perdió modernidad y esa amplia gama de productos a los que la gente se había acostumbrado.
Sears estuvo 12 años sobreviviendo a la dictadura y sus políticas. En 1980 llegó por segunda vez Fernando Belaunde al poder. El entonces mandatario abrió las fronteras al comercio nuevamente, pero los altos aranceles de importación y la volatilidad del dólar no permitieron que la marca pueda recuperarse.
En 1985 asumió la presidencia Álan García. Con él llegó la hiperinflación y la crisis política y económica, a lo que se le sumó el terror que vivía el país ocasionado por las acciones de movimientos terroristas como Sendero Luminoso o el MRTA.
Es en esta época que Sears toma la triste decisión de dejar el Perú y en 1989 Sears vende su operación. En ese momento entra un nuevo jugador SAGA: Sociedad Andina de Grande Almacenes, que operó con dificultad a inicios de los años 90.
Gracias a diversos comerciales, los peruanos se enteraron de que Sears pasaba a ser SAGA. Con el paso del tiempo, en 1995, arribó a Perú el grupo chileno Falabella y adquirió gran parte de la compañía, pasando a llamarse Saga Falabella.
La llegada de Sears al Perú representó una época dorada en la que el país se abría a la modernidad y donde los más beneficiados fueron los limeños, porque de comprar de forma muy tradicional, pasaron a un sistema idéntico al de cualquier tienda departamental norteamericana, lo cual definitivamente dinamizó el consumo y marcó un modelo a seguir para otros grandes retailers.