Todo comenzó en un garaje del óvalo Quiñones, donde hoy se encuentra un estacionamiento de Plaza Vea. Fueron tres meses en un local de cuatro mesas y US$ 4.000 de inversión.
Daniel Manrique, gerente y fundador de la cadena Segundo Muelle, había encontrado su vocación de cocinero al echar redes por las tardes en San Bartolo. En una época en la que las cevicherías no se animaban a salir de lo tradicional, ofreció ceviche de langostinos a la piedra y wantanes de cangrejo.
“Fue bastante novedoso. Y entramos con buen pie”, asegura Manrique.
Ambiciosa expansión
Hoy, el panorama promete mucho para la marca Segundo Muelle y su estupenda cadena de dimensión internacional.
“Tenemos ocho locales (cinco propios y tres franquicias) en Perú: Trujillo y Piura, que están abriendo y también tenemos un local en Arequipa”, comenta Manrique.
“Afuera estamos en Ecuador (dos en Quito y uno en Guayaquil). Tenemos Panamá y España. Vamos a abrir en Miami, en Coral Gables. Ya tenemos el contrato firmado con Costa Rica. También tengo una visita de Guatemala para hacer algo ahí y en El Salvador”, añade sobre la explosiva expansión que pretende convertirla en una de las más grandes cadenas peruanas de restaurantes.
Sobre los factores que llevan al éxito de una franquicia en el exterior, Manrique señala que el mejor elemento tiene que ser el socio local, “alguien que tenga experiencia en restaurantes y comprenda lo que es una franquicia”, asegura.
Asimismo, señala que la inversión por establecimiento en Lima es de entre 300 mil y 400 mil dólares.
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