La invasión a Ucrania se acerca a los tres meses de duración, y el bloqueo contra la gestión de Vladimir Putin se agrava con cada día y con cada víctima. Tras la salida masiva de empresas de suelo ruso, Shell vende su negocio minorista al segundo mayor productor de petróleo del país, LUKOIL.
El acuerdo incluye 411 estaciones minoristas, ubicadas principalmente en las regiones central y noroeste de Rusia. También se venderá la planta de mezcla de lubricantes Torzhok, a unos 200 kilómetros al noroeste de Moscú.
“Nuestra prioridad es el bienestar de nuestros empleados”, declaró Huibert Vigeveno, Director de Downstream de Shell. “En virtud de este acuerdo, más de 350 personas actualmente empleadas por Shell Neft se transferirán al nuevo propietario de este negocio”, detalló.
Por su parte, el vicepresidente de ventas de productos refinados de LUKOIL, Maxim Donde, indicó que la adquisición se ajusta bien a la estrategia de la compañía. LUKOIL busca “desarrollar sus canales de venta prioritarios, incluido el comercio minorista, así como el negocio de lubricantes”, añadió.
La venta sigue al anuncio de Shell a principios de marzo de su intención de retirarse de todos los hidrocarburos rusos de manera gradual y se llevará a cabo en pleno cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables. Se espera que la venta se complete a finales de este año, sujeto a la aprobación regulatoria.
Al igual que Shell, BP, ExxonMobil y Equinor decidieron reducir su inversión en Rusia debido a la creciente presión de los accionistas, los gobiernos y el público a los pocos días de comenzar la guerra.
Cabe mencionar que, tras la invasión a Ucrania, el aumento de los precios del petróleo y el gas representó un gran beneficio para las empresas de energía. Shell, por su parte, reportó ganancias trimestrales récord por US$9,130 millones, un aumento de 3,200 millones de dólares respecto al año anterior.