Los turistas adoran Sudáfrica por sus safaris y sus paisajes naturales. Los sudafricanos también, pero a ellos les gusta incluso más los centros comerciales y los cafés con vistas a estacionamientos.
Desde el distrito financiero de Johannesburgo, Sandton, a los poblados polvorientos y remotos, no hay un lugar que los sudafricanos prefieran más para trabajar, comer y relajarse que un nuevo centro comercial.
Para los constructores e instituciones crediticias, estos negocios han sido por mucho tiempo una apuesta segura. En cada rincón del país se planean nuevos complejos. Pero conforme la economía se enfría y los consumidores gastan menos, crece la preocupación de que el mercado de los centros comerciales se está saturando.
En Johannesburgo, los constructores han abierto unos seis complejos en los últimos años a pocos kilómetros de Sandton City. Nuevos centros comerciales se construyen en las principales arterias de la capital comercial del país y más están en camino.
Patrick Flanagan, fundador y director ejecutivo de Flanagan & Gerard Property Development & Investment, que inauguró en abril el centro comercial más nuevo de Johannesburgo, un complejo de más de 22.000 metros cuadrados sobre una avenida que conecta el distrito financiero de la ciudad con sus suburbios más acaudalados, dijo: “Creo que se podrían hacer otros cinco o seis en el área metropolitana de Johannesburgo”.
Los bancos han estado dispuestos a prestar dinero a los desarrolladores de estos centros, quienes recuperan pronto su inversión gracias a que los principales minoristas están dispuestos a firmar alquileres de 10 años con incrementos anuales en el costo de renta de entre 5% y 10%.
Sin embargo, los constructores también enfrentan la posibilidad de que los consumidores gasten menos. Las ventas minoristas cayeron 1,2% en los tres primeros meses del año frente al trimestre anterior, período en el que registraron un alza de 9%.
Según los economistas, el declive de las ventas minoristas podría frenar el crecimiento económico de Sudáfrica este año. Hasta ahora, el gasto de los consumidores en la economía más grande de África ha sido robusto a pesar de que la crisis de Europa ejerció presión sobre la demanda de bienes fabricados en el país. La baja tasa de crecimiento, que este año sería de sólo 2,7% según el Fondo Monetario Internacional, frustra los esfuerzos del gobierno de generar nuevos empleos y, por lo tanto, potenciales compradores.