De todos los problemas que afectan a la producción de pisco, las dificultades para su comercialización y distribución en el mercado local es uno que preocupa a Alfredo Gordillo, gerente general de la bodega Gran Cruz.
“El que produce la uva es el más débil (de la cadena de producción de pisco) y el más abusivo es el que la comercializa. Lamentablemente, los supermercados tienen la “sartén por el mago”, y quieren tratar al pisco como si fueran grandes licores importados, y te tratan de meter los mismos presupuestos y las mismas inversiones que un whisky o un vodka y el pisco todavía no está para eso”, sostiene.
Del 100% de producción de la bodega, que este año bordea los 60,000 litros de destilado, el 40% se distribuye en supermercados, el 50% va a distribuidores mayoristas, y el 10% se destina al canal horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías). En cuanto al lugar, el 70% de sus piscos se consumen en Lima y el 30% va a provincias. La exportación todavía no está en los planes de Gran Cruz.
“La exportación está en pañales. Para que la exportación tenga éxito, se tiene que hacer una gran campaña a nivel país, un poco lo que hizo México con el tequila, es lo que falta desarrollar como país. Si cada bodega y cada marca van a salir a hacer campaña en el exterior, se va a ir desgastando. Hay mucha gente que está saliendo, nosotros salimos a exporta (pero) hace más de 10 años que apostamos por el crecimiento en el Perú”, indica Gordillo.
El año pasado, Gran Cruz cerró con una facturación promedio de S/. 3 millones (sin IGV). En el 2014, esperan crecer un promedio de 30%, es decir, S/. 3.9 millones.
“Venimos en un crecimiento sostenido y muy fuerte año a año (…) En este crecimiento, ha ayudado el tema gastronómico y la descentralización de los centros comerciales (…) Hemos llegado al tope de producción y me pienso mantener allí y ya no seguir creciendo para seguir garantizando la calidad. Soy consciente que si crezco más, voy a fallar en lo que es calidad, estamos en un máximo nivel”, manifiesta.