Ámsterdam ha sido escenario de una escena digna de una película de acción: un joven armado de 27 años tomó durante cinco horas a más de 70 rehenes en una Apple Store y exigió 250 millones de dólares en criptomonedas para su liberación. La huida a la carrera del último rehén puso fin al secuestro.
El joven entró vestido de camuflaje a media tarde del martes en la tienda de la céntrica plaza de Leidseplein y tomó de inmediato como rehén al primer cliente que vio, a punta de pistola.
Varias imágenes circularon por las redes sociales con el secuestrador caminando por la tienda de Apple con un brazo alrededor del cuello del rehén (un cliente británico de 44 años), o de los dos sentados uno frente al otro.
Los detalles los ofreció esta madrugada la alcaldía, la fiscalía y la policía de Ámsterdam, que mantuvieron en secreto toda la negociación y la información sobre lo que estaba ocurriendo para no influir en la investigación.
Op een foto in handen van het Het Parool is de gijzelnemer, gehuld in een camouflagepak, samen met de gijzelaar te zien. Ze zitten tegenover elkaar, de gijzelaar lijkt geboeid met zijn handen achter zijn rug. https://t.co/qB9pNCU7J9 pic.twitter.com/QJZ0A09haw
— Het Parool (@parool) February 22, 2022
La crónica del secuestro
Dentro del edificio había más de 70 personas en diferentes pisos, y cuatro se escondieron en un armario en la planta baja.
“Vivieron con miedo durante horas. Hemos organizado apoyo psicológico a las víctimas”, señaló el vicealcalde de la ciudad, Rutger Groot Wassink.
Los bares, restaurantes y otros locales colindantes encerraron a la gente dentro por el riesgo de un eventual tiroteo, la policía acordonó toda la zona, cerró el tráfico en ambas direcciones y pidió refuerzos del Servicio de Intervenciones Especiales (DSI), con coches blindados, y agentes de la gendarmería.
El secuestrador era un hombre de 27 años nacido en Ámsterdam, con antecedentes penales relacionados con la Ley de Armas y Municiones, y, en principio, actuó solo, con un arma automática, una pistola y con un chaleco antibombas que durante el secuestro mostró como un supuesto chaleco explosivo.
Fue el propio perpetrador quien se puso en contacto con la policía en cuanto llegaron al lugar los primeros agentes, y abrió fuego al menos cuatro veces contra ellos con un arma automática, disparos que los rehenes también escucharon.
Pedía criptomonedas como recompensa
El secuestrador exigió 250 millones de dólares en criptomonedas o se “inmolaba” dentro de la tienda, y entonces empezaron las negociaciones. Por la de noche, la policía logró que varias personas saliesen poco a poco del edificio, hasta contabilizar unas 70 personas, pero dentro de la tienda aún quedaba el secuestrador y el cliente al que apuntaba con la pistola.
Cerca de la medianoche, el secuestrador pidió agua y la policía se la envío con un robot hasta la puerta de la tienda, un momento de despiste que el rehén aprovechó para escapar corriendo, pero el agresor salió detrás de él, y los dos protagonizaron una carrera a la que puso fin un atropello del agresor con un coche del DSI. Todo eso también quedó grabado.
“Esas imágenes siempre son terribles, pero dada la situación, estamos felices de que esto haya sucedido” de esa manera, añadió Paauw, que subrayó el rol primordial del rehén que salió corriendo, puesto que “desempeñó un papel heroico al garantizar un gran avance, de lo contrario, podría haber sido una noche larga”, admitió el oficial.
Con el atropello, la toma de rehenes había llegado a su fin. El secuestrador quedó tumbado en el suelo, mientras le apuntaban los francotiradores de varios lados -como muestran los láser de los rifles sobre su cuerpo- y un robot lo examinó en busca de explosivos.
Cuando se confirmó que no llevaba bombas, una ambulancia lo trasladó con vida al hospital, dando así fin a largas horas de terror y negociaciones.
Estas son las impactantes imágenes de la captura del secuestrador.