Un ejemplo de compras por impulso es estar pagando los víveres en caja de un supermercado, pero antes de finalizar el pago, añade un caramelo o un chocolate favorito. Esto indica un comportamiento de compra no racional, o no planificada. Según la empresa de investigación de mercado CCR, dicha conducta está presente en el 87% de las personas de los niveles socioeconómicos B y C de la capital peruana.
De acuerdo a Dietrich Zapff, gerente comercial de CCR, los motivos principales de esta actitud obedecen al antojo o deseo por un determinado producto y a ofertas como un 3×2 o “la yapa”. “La compra por impulso en ambos segmentos de la población se observa tanto en los autoservicios como en los mercados, señaló.
Por otro lado, el gerente general de CCR, Solon King, indicó que en cuanto a las compras planificadas un 60% del mismo segmento acude al mercado con una “lista mental”. “Las amas de casa van mentalizadas y saben que cosas necesitan. Incluso ocurre que el “casero” del mercado ayuda a recordar a sus compradores”, explicó.