Las redes sociales y la tecnología digital han cambiado para siempre el modo de compartir nuestras ideas y experiencias e incluso transformaron nuestro camino para percibir las tendencias y comprar.
Por estos cambios profundos y veloces, en nuestro rol de consumidores de moda hemos mutado drásticamente nuestras pautas y hábitos de compra.
Pasamos de ir a los centros comerciales y pasear plácidamente por las principales calles comerciales de nuestras ciudades, mientras visitábamos tiendas, buscando la opción que más agradable o considerada conveniente, a navegar por internet y a golpe de “clics” explorar el universo completo y global del producto o estilo que nos interesa.
Si consideramos el modo tradicional de compra, el tiempo y las distancias tenían una incidencia relevante y constituían verdaderas limitantes.
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Solo podíamos acceder, ver y analizar una parte del universo de marcas o una determinada zona de tiendas.
Con la nueva alternativa digital esas limitaciones desaparecieron casi por completo, ya que ahora tenemos la capacidad de explorar y comprar en cualquier momento de nuestro día o jornada, desde cualquier lugar y a través de todos los dispositivos digitales a nuestro alcance.
Podemos acceder instantáneamente a los lanzamientos y nuevos modelos de las marcas, tenemos la posibilidad de comparar entre distintas marcas e incluso la capacidad de seguir al momento y en vivo las recomendaciones de los influencers que nos seducen.
EL NUEVO CLIENTE DE LA MODA ES DIGITAL Y GLOBAL
Esta nueva modalidad de compra ha generado en los clientes una mayor tendencia y consideración a ver, evaluar y probar nuevas marcas.
En la actualidad, los consumidores se han vuelto infieles y por supuesto, una vez tomada la decisión de compra sobre un determinado producto, son mucho más impacientes y exigen tener en sus manos el artículo seleccionado en el menor tiempo posible.
Sin duda alguna, esta es la realidad que encontramos hoy en día en el retail de moda y que la consultora internacional McKinsey describe y analiza en su reporte Apparel Go-to-Market Process. Basándonos en este reporte y sus definiciones finales intentaremos responder la siguiente pregunta.
¿CÓMO RESPONDE EL RETAIL DE MODA A ESTE NUEVO CLIENTE?
En el mercado, se disputa una carrera diaria en la que el retail y las marcas de la moda luchan sin tregua para lograr satisfacer a este nuevo consumidor, con la meta añadida de sacar ventaja a sus competidores.
A pesar de las disrupciones tecnológicas, los cambios acontecidos en la experiencia de compra y en los propios consumidores, sigo pensando que un significativo número de empresas del sector de la moda no han cambiado sustancialmente la forma en que dirigen su estrategia de negocio.
Por una parte, no es aconsejable desconocer que la moda, efectivamente, tiene un componente artístico. En ese componente reina la creatividad y a pesar de los cambios acontecidos, sigue produciendo distintos efectos en el proceso de creación y producción de cada estilo.
Pero además, las disrupciones tecnológicas han sido tan profundas que han generado nuevas conductas en el cliente y por ende, han cambiado la dinámica del propio mercado a un nivel al que las organizaciones aspiran alcanzar, pero al cual tardan mucho tiempo, a veces más del deseable, en arribar.
Normalmente, se demoran más de lo planificado, como consecuencia de la profunda restructuración y los cambios de mentalidades que este proceso conlleva dentro de la propia organización y por los recursos necesarios para lograrlo.
LA IMPERANTE NECESIDAD ACTUAL ES UN NUEVO SOURCING PARA LA MODA
A diferencia de tiempos pasados, hoy en día los ejecutivos de la industria de la moda son extremadamente conscientes de la necesidad de una profunda transformación para satisfacer al nuevo consumidor global y digital y así tener la posibilidad de ganar una porción del mercado.
No solo son conscientes, sino que finalmente han identificado como determinante la necesidad de optimizar la cadena de valor y digitalizar todos y cada uno de los procesos.
Además, han llegado a esa conclusión comprendiendo a la moda como un todo, integrando su proceso creativo con relación a las aspiraciones comerciales de la marca.
A través de esta percepción, llegamos a determinar que es necesario combinar la “ciencia” de los procesos altamente eficaces con el “arte” creativo del diseño, para realmente ofrecer al cliente final el mejor producto y en el preciso momento en que este lo desee.
Estos nuevos desafíos movilizan nuestra necesidad constante de generar nuevas estrategias de sourcing y abastecimiento y por supuesto, como primer paso (para poder mejorar algo primero hay que medirlo) necesitamos desarrollar un conjunto común de métricas con las que el retail y las marcas de la moda puedan medir su progreso y evaluar sus procesos centrales.
En base a estas métricas, tenemos la posibilidad cierta de generar trazabilidad y transparencia sobre la situación real de nuestras empresas y, a partir de ello, sugerir y establecer nuevos procesos de comercialización, digitales y más ágiles, con la meta tangible de ganar en el nuevo mercado de la moda.
EL OBJETIVO, LLEGAR MÁS RÁPIDO QUE LA COMPETENCIA
En los sucesivos artículos nos centraremos en el valor comercial que genera una óptima velocidad de llegada al mercado, en la mejora de la eficiencia de los procesos que la crean y que constituyen “el corazón” de una marca de indumentaria actual.
Estos procesos referenciados son extremadamente importantes, porque constituyen el motor central que crean las colecciones, desde el inicio del proceso inspiracional de concepción y diseño, hasta el preciso instante en que una prenda sale de la cadena de producción y de la fábrica hacia los centros de comercialización.
Este proceso y la necesidad irrevocable de hacerlo más eficiente, constituyen la motivación actual de los profesionales del aprovisionamiento.
Hoy en día, los ejecutivos se involucran activamente en la gestión de estos objetivos, porque han comprendido la relevancia del sourcing en origen y del sistema de abastecimiento en sus compañías y el formidable potencial que tiene el incremento de la velocidad de la llegada al mercado.
Esto implica aplicar más intensidad y energía a la detección de las tendencias, a la planificación de los calendarios y más velocidad a la creación y ejecución de las órdenes de producción de los nuevos estilos.