La venta de vehículos nuevos mostró resultados ‘discretos’ en el mes de febrero del año en curso, señaló hoy la Asociación Automotriz del Perú (AAP). Por un lado, la comercialización de vehículos livianos se desaceleró, mientras que en pesados y menores mostró caídas.
“El deterioro de las condiciones económicas por el aumento de la conflictividad social y política, y al incremento de la inflación que reduce la capacidad adquisitiva de la población de los últimos meses, ha afectado las decisiones de consumo de los peruanos, principalmente de bienes duraderos como vehículos”, señaló, Alberto Morisaki, gerente de Estudios Económicos y Estadística de la AAP.
Al analizar las cifras de febrero, dijo, “vemos que la comercialización de livianos se desaceleró y en pesados y menores mostró caídas. En dicho mes se vendieron 13,325 vehículos livianos, cifra superior en 7.5% respecto a similar mes del 2022, y por debajo del 9.9% registrado en enero, mientras que durante el periodo enero y febrero del 2023 se vendieron un total de 28,985 unidades, cifra 8.8% mayor al resultado obtenido en similar periodo del año pasado
“Si bien la venta de los referidos vehículos muestra un avance, la tasa de crecimiento registra una desaceleración”, explicó Morisaki.
¿Cómo fue el comportamiento de vehículos nuevos en el primer bimestre?
Así, la información desagregada y consolidada por la SUNARP, muestra que las SUV registraron el mejor desempeño con 13,242 unidades vendidas durante los primeros dos meses del presente año, alcanzando una expansión de 21% a tasa anual. También reportaron resultados positivos las camionetas con 3,908 unidades vendidas (+21.8%) y las pick up y furgonetas con 5,629 unidades (+2.1%). No obstante, la comercialización de automóviles retrocedió a 6,206 unidades (-11.1%).
Por otra parte, en el segmento de vehículos pesados, la venta de camiones y tractocamiones se situó en 929 unidades en febrero pasado, descendiendo en -26.5% a tasa anual. Mientras que entre enero y febrero de este año se vendieron 2,233 unidades, cifra menor en 10.6% con relación a igual periodo del 2022.
“Esta caída también se habría debido al recrudecimiento de las tensiones sociales en diversas regiones del país, truncando las expectativas de crecimiento de las diferentes actividades económicas que demandan en mayor medida estos vehículos, sumándose al ya débil desempeño de la inversión privada desde la segunda parte del 2022”, precisó.
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De igual manera, la venta de minibús y ómnibus llegó a 156 unidades en el mes de análisis, decreciendo en -14.3% a tasa anual, en tanto que durante los dos primeros meses del 2023 se comercializaron 337 unidades, número inferior en 6.4% frente a igual periodo del año anterior.
“En este caso, el comportamiento de la venta registrado ha sido sorpresivo, considerando el importante crecimiento que vimos en el 2022. El aumento de las protestas sociales, y el tiempo prolongado desde que se iniciaron, han jugado un importante papel en la caída, debido a que la conflictividad ha ido de la mano de cierre de carreteras y toques de queda en algunas regiones, además del menor dinamismo de algunas actividades que requieren de servicios de transporte como el turismo”, reflexionó el especialista.
Finalmente, la venta de vehículos menores se situó en 25,673 unidades en febrero último (-16.8% a tasa anual), mientras que entre enero y febrero se registraron 53,632 unidades vendidas (-13.6%). Por tipo de vehículo, se observa que la venta de motos retrocedió a 36,774 unidades durante los dos primeros meses del 2023 (-15.5%) y la de trimotos lo hizo a 16,858 unidades (-9.1%). “En ambos casos, los resultados evidencian la normalización de la demanda, la cual aun se encuentra por encima del nivel promedio de los años previos a la pandemia”, acotó.
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De esta forma, dijo, vemos que el desempeño de la venta de vehículos durante los dos primeros meses del año guarda relación con el contexto económico y social del país. “El aumento de las protestas sociales, las cuales vienen desarrollándose hace más de dos meses, han mermado la capacidad productiva de diversas actividades económicas”, explicó Morisaki.
Proyectó que de no atenuarse la conflictividad social en el corto plazo, las expectativas económicas de todos los sectores económicos estarían seriamente en riesgo a la baja. “Es de vital importancia que las autoridades encuentren la manera de resolver la situación”, sentenció.