China es un país que enfrenta un contagio clínico y económico tras propagarse el coronavirus, también llamado “neumonía de Wuhan”
Un paralelismo histórico en este país fue en 2003. El SARS, el síndrome respiratorio agudo grave que también procedió de Asia, más mortal pero menos contagioso, dejó más 700 fallecidos y ocho mil infectados.
En ese entonces, la Universidad de Corea cifró el impacto en la economía global en US$40 mil millones. China perdió un punto de crecimiento de su PBI, y el mundo, un 1.3%. Sin embargo, la factura esta vez puede ser superior. Aquí lo detallamos.
LA DESACELERACIÓN EN CHINA
En los últimos 20 años el peso de China en la economía mundial ha crecido significativamente. Tal es así que, en 2003 la contribución del país asiático en el mundo era de US$1.6 billones, en 2019 fue de US$14 billones.
Esta información es respaldada por Rajiv Biswas, de IHS Markit a la Vanguardia, “la transmisión de los efectos en el resto de las economías será sustancial y con toda probabilidad superior a lo que vivimos en el 2003”.
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En la misma línea, los economistas de Nomura y la consultora Oxford Economics, advierten que el virus solo en el primer trimestre puede cortar tres décimas del crecimiento mundial, lo que en escala anual equivaldría, como mínimo, al coste que supuso el SARS a lo largo de todo el periodo.
La preocupación es que la China de hoy no tiene nada que ver con la de entonces.
China ha pasado de representar el 4% del PIB mundial a más 16% y es responsable de un tercio del crecimiento mundial.
Los chinos, que compraban en el 2003 apenas el 10% del lujo, en la actualidad ya son un tercio de la demanda global.
¿CÓMO AFECTA LA EPIDEMIA A PERÚ?
Las exportaciones de materias primas de varios países de la región son las que empujan principalmente el crecimiento del país.
“Para el Perú esta situación es relevante, ya que las exportaciones de cobre representan el 50% de los envíos”, dijo Marco Alemán, analista de inversiones de Kallpa SAB a El Comercio.
Además, China compra la mitad de la producción mundial de este metal. Lo que deja no solo a Perú, sino también a otros países exportadores de cobre, con un crecimiento menor de lo esperado en 2020.
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“De la cartera de proyectos mineros en el Perú que superan los US$55.000 millones, alrededor del 70% corresponden a proyectos de cobre”, agrega Alemán al medio.
En esa misma línea, Luis Eduardo Falen, analista senior de Research de Inteligo SAB, menciona que el 54% de la variabilidad del Producto Bruto Interno (PBI) peruano depende de factores externos.
“De ese 54%, un 19% está relacionado con el índice de precios de exportaciones, que es liderado por los envíos de cobre”, precisó Falen.
¿CÓMO SE ESTÁ VIVIENDO EN CHINA?
Una realidad que se vive en China desde el 31 de diciembre – fecha en que se lanzó la alerta sanitaria -, millones de familias se aprovisionan de víveres designando a uno solo de sus miembros sanos como el único habilitado para cruzar la puerta del hogar.
La persona elegida se equipa con todas las medidas de seguridad y sale al exterior a hacer la compra en el supermercado abierto más próximo.
También puede suceder que la tienda esté funcionando, pero está desabastecida.
En ese sentido, los expertos han mencionado que las pérdidas económicas en los indicadores de consumo y de actividad se ampliarían en las próximas semanas.
“El brote está afectando a China en un momento inoportuno” ya que su crecimiento está en fase de desaceleración y calcula que, “probablemente la emergencia sanitaria restará entre un 1% y un 2% al PIB anual”, explica David Lafferty, estratega jefe de Natixis IM.
Como recordamos, parte de la “fabrica global”, como se conoce a China por su poder exportador, está virtualmente parada y la actividad económica, en varias zonas del país, tiene el freno dormido.
Por todo este pánico en los mercados chinos, el Banco Popular de China (PBOC) se vio obligado a adoptar medidas excepcionales como la rebaja de los tipos de interés y la inyección en el sistema financiero de unos US$22.000 millones.
MERCADOS INTERNACIONALES AFECTADOS
Wuhan – la ciudad en donde se desató el virus- es la sede de los principales productores nacionales de automóviles y acero en la que más de 300 de las 500 principales empresas del mundo tienen presencia.
Muchas fábricas permanecen clausuradas y la producción paralizada.
Como ejemplo, Google se sumó estos días a la decisión de otras grandes tecnológicas como Amazon o Microsoft de cerrar sus oficinas en China, Hong Kong y Taiwán.
Fabricantes de autos como General Motors o Toyota han pedido a sus trabajadores que alarguen sus vacaciones por el Año Nuevo chino ya que sus factorías estarán cerradas.
Y, por si fuera poco, el turismo interno y externo está en mínimos después de que las principales aerolíneas del mundo hayan decidido congelar sus vuelos con destino al país.
En el turismo, se ha convertido en una potencia: unos 134 millones de turistas viajaron al extranjero el año pasado, en el 2003 eran apenas 20 millones. Este año se preveían siete millones de desplazamientos al extranjero.
EL PETRÓLEO, OTRO GRAN PERDEDOR
Harry Richards y Matthew Pigott, de la firma de inversiones Jupiter AM, recuerdan que el desplome del precio del petróleo visto estos días se debe a que el gigante asiático consume alrededor de tres veces más crudo ahora que en 2003.
El precio del barril de crudo ha caído un 15% desde que se dio a conocer el brote en la ciudad china de Wuhan y un 20% si tenemos en cuenta el máximo marcado en las bolsas mundiales a principios de enero, cuando el barril de Brent -de referencia en Europa- marcó US$68,71.
La agencia de información económica Bloomberg informó esta semana que el gasto diario de crudo de China se ha desplomado un 20%, el equivalente de las necesidades de petróleo de Reino Unido e Italia combinadas.
Además, es probable que el brote tenga un impacto particularmente grande en la demanda de combustible para aviones, ya que las aerolíneas de todo el mundo suspendieron los vuelos a China.
En respuesta, la mayor refinería de petróleo de Asia, Sinopec, propiedad del gobierno chino, ha reducido la cantidad de crudo que procesa en aproximadamente 600.000 barriles por día, es decir un 12% menos, su mayor recorte en más de una década.
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