La industria de bebidas no alcohólicas reduciría su nivel de actividad durante el 2020, principalmente por la suspensión de la actividad económica a mediados de marzo, como medida preventiva para evitar la expansión del Covid-19.
Según el Departamento de Estudios Económicos de Scotiabank, para el 2021, se espera la recuperación del sector, aunque este nivel de actividad aún estaría por debajo de lo registrado en el 2019.
Entre enero y setiembre, el índice de la producción de bebidas no alcohólicas cayó 27.5%, según cifras del Ministerio de la Producción (Produce). Por tipos de producto, este resultado estuvo explicado por una menor producción acumulada en todas sus categorías: gaseosas (-24.8%), aguas envasadas (-27.4%), bebidas hidratantes (-13.9%), y jugos y refrescos (-36.2%).
Asimismo, la caída acumulada estuvo explicada principalmente por el impacto de la pandemia, la cual se dio principalmente durante el segundo trimestre (2T20) debido a las medidas de confinamiento adoptadas para contener la propagación del virus -cuarentena obligatoria entre el 16 de marzo y el 30 de junio-, lo que limitó la posibilidad de las personas de realizar compras habituales, reduciéndose significativamente las compras por impulso.
Adicionalmente, en julio se registró una caída importante debido a un efecto base -mayor demanda de bebidas por la realización de los Juegos Panamericanos Lima 2019-.
La categoría más importante dentro de la industria de bebidas no alcohólicas es la de gaseosas, la cual concentró el 65% del volumen de producción durante el 2019, seguida de las aguas embotelladas con el 28%, las bebidas hidratantes con el 4% y los refrescos con el 3%, según cálculos propios en base a cifras de Produce.
En línea con lo antes mencionado, las gaseosas vienen perdiendo participación en el mercado de bebidas no alcohólicas (69% en el 2012) debido al cambio en las preferencias del consumidor, quién en los últimos años está optando por consumir productos más naturales como aguas envasadas y gaseosas con edulcorante (Zero).
PERSPECTIVAS
La producción de bebidas no alcohólicas registraría una caída cercana al 25% durante el 2020, ante un menor nivel de producción en todas sus categorías. Esta evolución estaría asociada básicamente a la contracción del consumo privado esperado para este año -caería 9.1% según la proyección de Scotiabank-, debido al menor nivel de empleo e ingresos generada por la crisis económica asociada al COVID-19, reduciendo la capacidad de consumo de la población.
“Esperamos un repunte de la demanda para el último trimestre del año (4T20), debido a la estacionalidad propia del sector -mayor demanda a inicios de la temporada de verano-, a una gradual recuperación de la demanda por productos de mayor tamaño -formatos de tamaño familiar ante mayor permanencia en hogares- y a la paulatina reapertura del canal Horeca (hoteles, restaurantes y afines)”, indicó el economista Carlos Asmat.
Por categorías, durante el 2020, Scotiabank prevé que la línea de bebidas gaseosas mostraría una caída de alrededor de 15%, mientras que en la línea de agua embotellada se espera un descenso cercano al 30%.
En este último segmento la línea más afectada sería la producción de agua en envases de 20 litros (bidones), pues está orientada a oficinas -menor afluencia de trabajadores-.
Para el 2021 se espera una recuperación de doble dígito en la producción de bebidas no alcohólicas por un efecto base y por una recuperación gradual de la demanda -tanto en el canal tradicional, como en el canal moderno-. Sin embargo, el nivel de producción no superaría el nivel registrado en el 2019.
“Nuestra proyección incluye un escenario en el cual no se contemplan nuevas medidas de confinamiento y suspensión de la actividad económica. Para el primer semestre del próximo año (1S21) esperamos un importante crecimiento debido a un efecto base -significativa caída en el 2T20 debido a la cuarentena-, evolución positiva que se mantendría en el 2S21 por una mejor perspectiva de consumo, -aumento del empleo que incidiría en una mejora de la capacidad adquisitiva de la población-, y por la prevista recuperación del consumo por impulso -en la medida que la prevista disponibilidad de la vacuna contra el COVID-19 permita una normalización de la actividad económica”, sostuvo Asmat.