La muñeca se llama Gwen y su valor de venta es de u$95 y representa a miles de familias que han perdido su hogar tras la crisis del real state y que hoy deben vivir en un auto.
Rubia y con un sencillo vestido blanco, las desgracias comenzaron cuando su padre las abandonó. Su madre acabó perdiendo el trabajo y la casa, y la familia se vio obligada a dormir en el automóvil, según el libro que acompaña a la muñeca.
El lanzamiento llega en un momento de crisis, ya que desde que comenzó la recesión, los norteamericanos que comienzan sus compras de Navidad en octubre, se volvieron más cautos y exigentes, lo que ha repercutido en enormes pérdidas para la industria juguetera.
Las ventas del sector cayeron hasta los u$s21.600 millones, su nivel más bajo desde 2003 según la Asociación de la Industria del Juguete de ese país. Según datos difundidos por el grupo minorista Walmart, un 70% de los consumidores de EE.UU iniciará sus compras navideñas antes de finales de octubre y un 55% ya había empezado a ahorrar en agosto para ese desembolso extra.
Mattel, ha desempolvado la clásica Barbie y la ha dotado de nuevos puntos de movimiento en lugar de sacar nuevos productos al mercado.
Con esta propuesta Mattel ha provocado airadas reacciones tanto por los valores que transmite a los niños, como por tratar de obtener beneficios de las experiencias de las personas menos favorecidas, sin compartir con ellas ni tan siquiera un céntimo.
A primera vista parece un ejemplo de lo que no se debe hacer, aunque veremos cómo les salen las cuentas.