El paso del trabajo asalariado tradicional a nuevas modalidades implica que las personas trabajadoras deben reconstruir la estructura laboral necesaria para poder trabajar.
Debido a la pandemia, los consumidores han digitalizado muchas de sus interacciones laborales, sociales, así como también el consumo y las compras online. Esto último ha generado un mayor uso de los sistemas de reparto mediante plataformas.
Sin embargo, la controvertida tendencia de las plataformas a clasificar a sus trabajadores como contratistas independientes impacta negativamente en los derechos individuales y colectivos de estos trabajadores, su capacidad de acceder a los esquemas de protección social y, potencialmente, en los ingresos fiscales de los estados.
Según un informe de BID Lab, las nuevas modalidades difuminan las barreras entre asalariado o autónomo y realzan la necesidad de adaptar la regulación para proveer de protección a un creciente número de personas.
¿QUE ES WORKERTECH?
WorkerTech se define como los servicios digitales que ofrecen a los trabajadores independientes beneficios para mejorar las protecciones sociales y la productividad.
Hoy en día, pensar solo en términos de trabajo asalariado a tiempo completo y contrato indefinido, ignora a los millones de personas que agregan fuentes de ingresos y dan forma a sus vidas mediante una amplia variedad de relaciones laborales no convencionales, que se vienen consolidando en el siglo XXI.
El concepto que nació en Europa es relevante para América Latina y el Caribe, sobre todo cuando la región está sufriendo significativamente el tema de desempleo por la pandemia.
No cabe duda de que este es un ecosistema emergente que necesita reconocimiento y consolidación, pero también requiere coordinar con el sector público para no crear un sistema paralelo.
Para el Grupo BID, los servicios WorkerTech tienen el potencial para ofrecer rápidamente y a gran escala formalización y protección de los trabajadores, tanto en la economía analógica como en la digital.