Cuando se habla tanto de desaceleración económica en el Perú, es más fácil pensar que las malas noticias pueden generar pesimismo entre los consumidores y que por eso prefieran no gastar. Y cuando se ven los menores resultados de algunos sectores empresariales, esta idea se refuerza. Sin embargo, no es tanto así.
Las empresas y los consumidores tienen una percepción diferente de cómo se está moviendo el mercado, en un contexto en que los consumidores no son pesimistas frente a la desaceleración de la economía.
Un estudio elaborado por la consultora peruana Arellano Márketing, muestra que 8 de cada 10 consumidores es optimista con la situación del Perú, aunque desde dos puntos de vista.
El 75% de ellos siente que el país está teniendo un crecimiento lento, mientras un 11% considera que estamos en pleno crecimiento. En tanto, los gerentes de empresas de consumo, servicios y producción también confían, aunque en este caso, es el 85% el que considera que este ritmo es lento, y solo el 3%, que se trata de un crecimiento pleno. Lo cierto es que solo un porcentaje menor al 15%, en ambos públicos, considera que se vive una crisis económica.
Es más, un mayor porcentaje de gente siente que la situación de hoy es igual o mejor que hace dos años (67% frente al 44% del 2013), aunque por entonces la economía peruana tenía mejores números que los actuales.
¿Cómo se explica esto?
En este informe, Rolando Arellano, presidente de la consultora, dice que los consumidores no se están guiando por cuántos puntos deja de sumar el PBI, sino por cómo ellos se relacionan a diario con las marcas, porque ven el desarrollo de centros comerciales cerca a su casa o trabajo, o porque ingresan nuevas tiendas y tienen la posibilidad de comprar en ellas.
“Hay una mayor sensación de clase media si hay más gente comprando o con oferta educativa, para ellos eso es el progreso y ya no lo sienten como algo lejano”, dice Arellano.
Expectativas empresariales
Aunque hay optimismo, las empresas tienen resultados distintos en lo que va de este año. La mayoría ha conseguido cifras por encima de lo esperado (38%), otras han llegado a sus metas (27%) y otras están por debajo de lo planificado (36%).
“Este último grupo es el que más preocupa, porque no solo detiene sus planes, sino que recorta sus gastos”, dice Jhoan Vega, gerente de Soluciones de Márketing de Arellano.
Pero las empresas no solo están frenando sus inversiones por causa de un menor ritmo de ventas, sino por el temor a los efectos que podría tener el ruido político y mediático en los próximos meses. Algo a lo que los consumidores le prestan menos atención.
En el sector retail
Según la consultora Colliers, algunos operadores de centros comerciales han pospuesto para el 2016 los proyectos que habían previsto desarrollar este año. Con lo cual, al tener menos espacios, también se frenan los planes de expansión de las tiendas minoristas.
Distintas percepciones
Las cifras del estudio muestran que hay poca coincidencia entre lo que perciben los consumidores y aquello que los empresarios creen que está sucediendo. Las empresas deben ser agresivas e innovadoras, pero sobre todo deben conocer a su público y dejar atrás sus prejuicios.
”A los gerentes les falta la sensibilidad con la calle, donde pasan muchas cosas, porque además hay una economía informal paralela, que genera su propia riqueza”, dice Vega.
Según el estudio, las empresas creen que los ingresos de los consumidores se han reducido y que por eso están gastando menos, pero no es así. Los ingresos de los consumidores han seguido creciendo, sobre todo entre los independientes. El mensaje para estas empresas es que los clientes sí están gastando, pero no con ellas. Rolando Arellano explica que si piensas que tu cliente no tiene plata y te sientas a esperar, este se va a comprar a otro lado.
Las empresas están justificando su pasividad, sus metas más conservadoras y menores inversiones, en base a lo que creen que ocurre. Mientras que la gente, en los diferentes estratos, mantiene la expectativa por una mejor oferta.
Si las compañías se frenan es porque se han quedado inactivas, aplicando las mismas estrategias de antes en un mercado cada vez más competitivo. Es decir, le están echando la culpa de la caída de sus ventas a que los clientes no responden, cuando en realidad esta baja se debe a su propia responsabilidad.
Yarina Landa, gerenta general del Jockey Plaza, dice que la alta competencia hace que las empresas de su sector tengan que estar en movimiento permanente. “No te la puedes creer”, señala.
Fidel La Riva, gerente general de Kantar Worldpanel Perú, piensa que los peruanos no están gastando menos sino que están redistribuyendo de manera distinta sus ingresos. Si bien en algunas categorías –como las de productos básicos– los consumidores han vuelto a la compra de presentaciones pequeñas o buscan promociones, para los productos de mayor valor agregado los compradores no han dado marcha atrás.
Pueden priorizar, pero no renuncian a las compras habituales de su estilo de vida. El consumidor peruano –explica La Riva– quizá ya llegó a un nivel de sofisticación que no es capaz de abandonar.
Además de la calidad – lo que vale, lo paga– el consumidor es más exigente con otras variables como el servicio, las promociones y el buen precio. Por todo esto, el panorama está cambiando muy rápido para las empresas en el país. Se están enfrentando a una serie de factores: un menor crecimiento, el ingreso de más competidores y a un consumidor más exigente. Ahora hace falta que aprovechen todos estos temas, pero a su favor.
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