Al momento de elegir el menú, los platos más demandados son la carne y res en el mercado boliviano, además de la comida rápida y las parrillas. Es así que según los datos de Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), confirman que el consumo en restaurantes de dicho país avanzó un 300% durante la última década.
Principalmente, la entidad señala que las ventas y los servicios facturados por ese formato se multiplicaron por cuatro, de US$174 millones en 2008 a US$696 millones el año pasado. Solo entre 2016 y 2017 hubo una leve baja del 1,8%.
“El dinamismo de la demanda interna se ve reflejada en un mayor consumo de la población. Existen indicadores microeconómicos vinculados al gasto de las familias bolivianas que demuestran la dirección de la expansión económica que continuó en 2017”, sostuvo en un informe la SIN.
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En los patios de comida de los malls también son espacios centrales donde se concretan grandes ventas, pues algunas franquicias ofrecen menús criollos bolivianos como sopa de maní, silpancho de res, majadito, trucha frita, falso conejo, plato paceño, picante de lengua, entre otros.
Del mismo modo, en los foodcourts de las ciudades de La Paz y El Alto venden platos extranjeros como los medallones de carne, alitas de pollo, cordon blue, filet mignon, chili con carne, entre otras comidas.
Por ejemplo, según el diario La Razón de Bolivia, la cadena de restaurantes Fidalga que tiene 9 puntos de venta registra un flujo diario de hasta 900 comensales los miércoles y fines de semana, y de 300 a 400 el resto de los días.
La gente tiene más opciones de escoger su menú, los negocios son higiénicos y garantizados. Tenemos comida oriental, italiana, asiática, peruana; también parrillas, carnes a la plancha”, declaró Óscar Aruquipa, gerente regional de Fidalga La Paz.
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