Para Martha Echeverri, Vicepresidenta de RR.HH. de Ericsson para América Latina y el Caribe, la definición más adecuada de diversidad es aquella que trasciende cuestiones de género, raza, religión, etnia, edad y otros parámetros, para enfocarse en la diversidad de pensamiento que es el motor de la innovación.
Pero para que esta sea una realidad, las compañías deben ofrecer entornos de trabajo verdaderamente inclusivos, en los que la cultura organizacional no se limite a evaluar si se cumple un perfil establecido, sino que, por el contrario, se valore y reconozca a las personas por traer a la organización perspectivas, ideas y experiencias diferentes.
Incrementar, por ejemplo, la diversidad de género en las empresas es un reto que no se puede ignorar. Las mujeres constituyen una parte cada vez mayor de la fuente de talento global y entran al mercado laboral con avanzados niveles de educación.
Lo anterior significa un sector poblacional altamente competitivo y preparado para convertir su talento en generación de valor para nuestras compañías y en oportunidades de desarrollo para ellas mismas.
En el caso particular de la industria de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), tenemos un camino largo por recorrer aún.
Según un estudio realizado por la Cepal, todavía es escaso el número de mujeres que trabajan en las empresas TIC, ya que solo alcanzan en promedio al 25% del total del personal técnico y de ingeniería.
Si bien el número tiene relación con la cantidad de mujeres que estudian estas carreras y obtienen su diploma profesional, también hace notar que un porcentaje importante de técnicas (56%) e ingenieras (39%) dejan sus trabajos a mitad de su carrera dentro de las empresas -luego de 10 a 15 años- para seguir ejerciendo en otro tipo de empresas, organizaciones no gubernamentales, entidades de gobierno, o para simplemente abandonar el campo profesional.
En la medida en que las empresas logren incluir la diversidad como un valor estratégico, podrán avanzar en el campo de la innovación a velocidades mucho mayores de las que hemos sido testigos hasta la fecha, para esto se necesita trabajar internamente en una transformación cultural de las empresas y en las sociedades para abrir una opción profesional de alto valor.