Luego de dos años de contracción económica, América Latina y el Caribe ha comenzado a recuperar el pulso gracias básicamente al consumo privado.
Tras la contracción de un punto y medio en el 2016, el año pasado la región creció un 0,9%, un dato positivo pero aún lejano del crecimiento mundial que fue de tres puntos, según el informe Perspectivas Económicas Mundiales del Banco Mundial.
Para este año se espera que el crecimiento de la región se duplique y que para el 2019 alcance el 2,6%, más en sintonía con la media global.
Dicho estudio refiere que el país que más creció fue Panamá con una expansión del 5,5% de su PIB, seguido de Nicaragua, Republica Dominicana, Honduras, Bolivia y Costa Rica.
La economía de México por su parte, si bien tuvo un crecimiento inferior al de los dos años anteriores, se expandió en 2017 en casi dos puntos, gracias al consumo y a las buenas condiciones del mercado laboral.
Varios países del Caribe por otra parte sufrieron daños en sus infraestructuras y una reducción del turismo debido a los fuertes huracanes, lo que causó un enlentecimiento de las económicos durante la segunda mitad del año.
Si bien en términos generales los resultados del año 2017 fueron positivos, la retracción de la producción de las industrias extractivas en varios países exportadores de productos básicos debilitó el crecimiento.
En Colombia, la moderación de los precios del petróleo afectaron negativamente a la economía, mientras que en Chile, se redujo de forma importante la producción minera debido a las huelgas de principios de año. Y en Perú, los daños provocados por las inundaciones limitaron la expansión.
Por otro lado, la incertidumbre política, si bien afectó negativamente a países como Chile y Perú, no influyó demasiado en Brasil, que venía de una crisis política más profunda.
RIESGOS EN LATAM
Pero más allá de los buenos augurios, según el informe del Banco Mundial, la evolución de la economía de América Latina presenta ciertos riesgos.
En primer lugar, la incertidumbre política que aún afecta a países como Brasil, Perú o Guatemala.
En segundo lugar, el riesgo a un aumento de la inestabilidad del mercado financiero internacional.
En tercer lugar, el crecimiento del déficit fiscal de ciertos países. Y por último, la ola proteccionista del presidente Trump y la posible eliminación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El año pasado significó el regreso de la economía regional a la senda del crecimiento. Sin embargo, se espera según las previsiones del Banco Mundial, que el crecimiento económico de América Latina se duplique este año hasta alcanzar el 2% del PIB y continúe en esa línea en los próximos dos años.
Estos pronósticos optimistas se deberían al fortalecimiento del consumo, a un crecimiento de la inversión privada, y a la mejora de las condiciones de las exportaciones, especialmente en los países productores de commodities.
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