Más del 60 por ciento de peruanos prefiere consumir prendas de algodón de origen nacional y de éstos el 72 por ciento señala que prefiere el algodón peruano por su alta calidad, señala un estudio de la consultora Directo Perú, informó hoy el Comité Textil de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI).
El informe ha sido elaborado en base a una encuesta realizada a 1,654 personas, entre comerciantes, amas de casa, así como hombres y mujeres de las ciudades de Lima, Trujillo (La Libertad), Chiclayo (Lambayeque), Iquitos (Loreto), Arequipa, Cusco, Huancayo (Junín), Ayacucho y Puno.
Señaló que estas cifras son muy positivas en un contexto en que se debate acerca del futuro de la producción algodonera nacional y si corresponden medidas integrales al sector por tratarse no sólo de un producto de bandera nacional sino la base de toda la cadena de valor textil y de confecciones en el país.
“No es sostenible una industria textil peruana con hilados de algodón importados. La cadena textil confecciones requiere una oferta regular de algodón de alta calidad y sólo debería importar la fibra o los hilados que no producimos, como es la fibra corta y los hilados gruesos”, indicó.
Por eso, consideró importante que todos trabajen para hacer que los algodoneros sean competitivos a nivel internacional y no afectar así a toda la cadena textil.
Afirmó que la ausencia de una política integral de promoción del Estado que equilibre el tratamiento especial que otros países dan a este producto, hace que Perú siga siendo uno de los pocos países en el mundo cuyos algodoneros tienen una sola cosecha al año.
El Comité Textil puntualizó que el problema de fondo no es tanto el bajo o alto precio del algodón. La mayor prueba es que el año 2010/2011 se tuvo los precios más altos de la historia (hasta 230 dólares por quintal fibra) y los problemas estructurales subsistieron intactos.
Explicó que un precio internacional alto puede ayudar, pero si no se abordan los problemas estructurales, dentro de pocos años seguiremos discutiendo lo mismo.
El problema es la baja productividad que se traduce en una pobre rentabilidad y la ausencia de ningún tipo de soporte técnico y económico para hacer sostenible el cultivo.
“Si bien los subsidios de otros países a su algodón causan problemas a nuestros agricultores, también los causan a todos los países productores en el mundo; sin embargo, esos países siguen apostando por esta materia prima y aplican políticas de promoción imaginativas y permanentes que les han permitido modernizar sus campos y lograr mayor productividad”, indicó.